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Políticamente... conservador

¿Por qué la prensa española no habla nunca de él? La revolución de Ron Paul: un candidato (USA) para la derecha social

¿Por qué la prensa española no habla nunca de él? La revolución de Ron Paul: un candidato (USA) para la derecha social

Es la gran sorpresa en la carrera de las presidenciales norteamericanas, y también la esperanza blanca de la derecha social mejor informada. Ron Ernst Paul, de 72 años, natural de ittsburg, Pennsylvania, congresista republicano por Texas y ginecólogo de profesión. La Historia podría colocarle como candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano en las elecciones de 2008. Esto de por sí no sería nada del otro mundo si no fuera porque las tesis de Paul están en contra de la opinión de la mayoría de los demás congresistas, tanto republicanos como demócratas. Por eso es tan interesante. Pero ¿qué es lo que piensa y defiende Ron Paul? Aquí explicamos lo que nadie más en España le contará.   

 

La política real se decide en unos pocos lugares y, desde luego, no son las urnas ni las elecciones, porque hay ciertos temas que asumen por igual todos los partidos del espectro político y que, sin embargo, revisten una importancia trascendental para el destino de los pueblos. Por eso, cuando en un lugar estratégico, como por ejemplo la presidencia de los Estados Unidos, se dirime la posibilidad de que un “outsider” tome el control, el complejo político-mediático-financiero y ciertos “lobbies” omnipotentes se ponen muy nerviosos. Es el caso de Ron Paul.

 

Es difícil resumir en unas pocas líneas qué defiende el senador por Texas. Sus tesis entroncan directamente con algunos de los temas estrella del genuino pensamiento tradicional de los Estados Unidos. Básicamente, Ron Paul defiende a ultranza la constitución y la herencia de los padres fundadores. Por este arraigado sentido de la libertad, Paul se ha declarado públicamente en contra de un sistema de identificación nacional y ha votado en contra de cualquier forma de regulación de Internet. Además, está a favor de convertir el cuidado de la salud de los Estados Unidos en un mercado libre, oponiéndose así a la socialización del mismo.

 

En lo económico aboga por el libre comercio, una reducción drástica de los impuestos y un gobierno limitado basado en una fuerte soberanía nacional. Es necesario subrayar que por “reducción de los impuestos”, Ron Paul entiende algo que va mucho más allá de los consabidos recortes a los que nos tienen acostumbrados los políticos al uso. Y es que lo que Paul quiere es la abolición del Servicio de Rédito Interno (el célebre IRS) y del impuesto federal de ingresos. Fuerte defensor de la economía clásica –defiende el retorno al patrón oro y plata como respaldo monetario- Paul jamás ha votado para aumentar impuestos o aprobar presupuestos no balanceados. Sin embargo, pese a defender el libre comercio, Paul entiende que no son estrictamente “libre comercio” las grandes áreas liberalizadas, tal y como pretenden los grandes visionarios mundialistas; más bien se trata de competencia desleal. Por ello, Paul se ha opuesto a “tratados de libre comercio” como el NAFTA y la OMC, entre otros, que en su opinión sirven a intereses especiales y a grandes corporaciones, no a los ciudadanos.

 

Políticamente incorrecto

 

En lo tocante a la política exterior, Paul apoya el no intervencionismo y se opone a las ayudas a países extranjeros. En su opinión, si se debe luchar una guerra, ésta debe librarse para proteger a los ciudadanos, ser declarada por el Congreso, combatida y ganada para luego retirarse del campo de batalla. En plena coherencia con estas ideas, es el único candidato republicano a la presidencia del 2008 que votó en contra de la Resolución de la Guerra de Irak en el 2002 y en contra del USA Patriot Act.

 

En temas sociales de candente actualidad en Europa, Ron Paul, médico de profesión, está en contra del aborto inducido y opina que el gobierno no es quién para redefinir el concepto de matrimonio. Paul opina que la intervención federal en esta cuestión es una “usurpación trascendental en el poder de los Estados”. Por si fuera poco, Ron Paul ha declarado que no debería de haber ningún control federal sobre la educación, de modo que las competencias para impartirla deben recaer solo sobre entidades de carácter local y estatal.

 

Naturalmente, la gota que colma el vaso de la incorrección política es su rechazo tajante a la amnistía de inmigrantes ilegales y a la inmigración en sí, y su defensa del cierre de fronteras, si es preciso recurriendo al ejército, como ejercicio de soberanía nacional.

 

Todas estas ideas son muy poco populares entre las elites políticas demócratas y republicanas y son francamente odiadas por los ideólogos neoconservadores, así como por el lobby pro-israelí, todos ellos favorables a la intervención militar generalizada en Oriente Medio y a la inmigración irrestricta. Por el contrario, estas cuestiones gozan de gran popularidad entre el pueblo norteamericano, que castigó duramente a la administración Bush en las últimas elecciones legislativas, para ver más tarde cómo, por acción u omisión, el poder demócrata abundaba en exactamente los mismos errores del actual presidente.

 

La popularidad de Paul se está construyendo desde la nada. Un ejército de voluntarios alienta y promueven la denominada “Ron Paul Revolution”, de manera que es ya el tercer personaje más citado en los motores de búsqueda de Internet y sus foros, en inglés y español, crecen por igual. Además, el pasado 5 de noviembre los voluntarios de Ron Paul hicieron historia al conseguir el record histórico de donaciones para un candidato, cuando 36,672 donantes únicos –de los que unos 20.000 donaban por vez primera- aportaron 4,2 millones de dólares en tan solo 24 horas, todo ello a través de una página web creada al efecto.

 

En Europa la prensa “de derechas”, así como la “progresista”, secuestra a la opinión pública la existencia de terceros candidatos que cobran cada vez más relevancia porque los problemas que preocupan a la gente son sistemáticamente ignorados por los partidos oficiales. Así, cuando en España los “dazibaos” de “El País” y “ABC” o esa especie “pravda” del universo “neocon” de “La Razón” coinciden en omitir temas que preocupan a todos, hablar y escribir sobre Ron Paul supone un maravilloso soplo de aire fresco.

 

Eduardo Arroyo

El manifiesto.com, 12 de noviembre de 2007

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