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Políticamente... conservador

Todos menos Aznar, una derecha sin cabeza y sin vergüenza

Todos menos Aznar, una derecha sin cabeza y sin vergüenza

 

Seguramente sabrán ustedes que en Italia ha ganado las elecciones generales la derecha de Silvio Berlusconi, con varios millones de votos de ventaja sobre los postcomunistas de Walter Veltroni. La inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles han coincidido en su hostilidad hacia los vencedores de las elecciones. En los ambientes de centroderecha, además, prevalece un irrefrenable desdén hacia Berlusconi y hacia su equipo, y eso que no parece que se les puedan dar muchas lecciones, sino que más bien habrían de tomarlas.

 

Berlusconi tiene unos medios de comunicación eficaces, tanto suyos en propiedad como genéricamente al servicio del centroderecha. Allí se ha hecho algo que ni el PP ni sus gurús mediáticos han sabido hacer salvo como negociete personal (cierto, El Mundo, sea de centro o de derecha o de lo que sea, empresarialmente va bien: pero eso no ha ayudado nada a Rajoy a ganar, ¿verdad?). Allí la "memoria histórica" ha sido desenvainada por el centroderecha, y la izquierda de matriz comunista está a la defensiva ante las reiteradas revelaciones por ejemplo de Giampaolo Pansa. Las víctimas del comunismo titoísta tienen ya un día de conmemoración nacional. En medios, comunicación y cultura, la derecha española tiene todo por hacer. Y por aprender.

 

Una arrolladora mayoría de italianos ha votado por tercera vez a Berlusconi. Ciertamente todos saben que es un empresario crecido a la sombra de Bettino Craxi y de su "socialismo tricolor", y que se convirtió en político cuando todos los grandes partidos fueron aplastados por la corrupción en la primera mitad de los 90. Nadie ignora que no es un liberal y que sus políticas son y serán estrictamente pragmáticas, para nada librecambistas ni mucho menos thatcheristas; con él hay liberales, pero hay también ex democristianos, ex socialistas, autonomistas y federalistas y post fascistas de distinto cuño. Sin complejos, por cierto, y han ganado: aquí aún está por demostrar que la rigidez dogmática smithiana o que los complejos sobre la identidad política sean rentables en las urnas, y acabamos de tener una buena prueba.

 

¿Si son tan lamentables por qué ganan y el centro liberalista pierde?

 

En Italia va a ser presidente del Gobierno un empresario de la construcción, genio de la comunicación y multimillonario hecho a sí mismo. Presidente de la Cámara va a ser Gianfranco Fini, que dirigió las juventudes del Movimiento Social Italiano de Giorgio Almirante en los duros y sangrientos años 70. A la alcaldía de Roma opta, casi por sorpresa, el ex ministro Gianni Alemanno, que heredó el puesto de Fini en los 80. Habrá ministros de la Liga Norte, que desean la expulsión inmediata de los inmigrantes ilegales. Todos tienen muchos defectos y nadie pretende que sean perfectos pero han ganado un mes después de la derrota de Rajoy. Se ha anunciado la supresión de varios impuestos, la revisión de los libros de historia de las escuelas e institutos para evitar la propaganda izquierdista y a la vez el aumento de las medidas sociales sin acercarse para nada ni a lo prometido por la izquierda ni a lo que aquí hace Zapatero. ¿De verdad es el centroderecha español mejor que la derecha italiana?

 

La opinión dominante es, curiosamente, que sí. Berlusconi tiene aquí una pésima imagen, que en su país ya se ve que no predomina. El consenso popular es amplísimo en torno al nuevo Gobierno, ningún Ejecutivo italiano lo ha tenido antes así desde 1945 y por cierto ningún Gobierno democrático español ha gozado de una posición semejante, salvo quizás Felipe González en 1982 tras los desastres centristas de la UCD. Berlusconi no depende ya de la vieja casta política y tiene el país en sus manos; podrá después tener éxito o no, pero hay que reconocer su talla política. No hacerlo es de mediocres y de acomplejados, una señal clara de desvergonzados prejuicios ideológicos o de escasa cabeza política. Y sin embargo ya habrán ustedes visto, oído y leído lo que se le dice al PP que debe pensar: que no hay que ser como Berlusconi.

 

Será que no quieren que en España haya una derecha vencedora. Eso sí, José María Aznar ha participado en la precampaña italiana, su último libro ha sido traducido por el entorno de Alleanza Nazionale y presentado por Fini. Aznar, de momento, no se ha contagiado de esta curiosa fiebre despectiva que padecen los derrotados del 9-M frente a los vencedores del 14-M. Así van las cosas. 

 

Pascual Tamburri

El Semanal Digital, 16 de abril de 2008

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