Cartas a un joven conservador
Los principios claves del ideario de la derecha liberal-conservadora han sido siempre demonizados por las izquierdas. La misma palabra “conservador” produce (sobre todo fuera de los Estados Unidos) un rechazo que responde no sólo a cuestiones culturales y lingüísticas, sino a la falta de conocimiento sobre los principios que guían verdaderamente al conservadurismo de raíz norteamericana.
Dinesh D'Souza, miembro de la Hoover Institution, es autor de varios libros y ensayos, algunos tan exitosos como Illiberal education, The virtue of prosperity y What´s so great about America. Se trata de un autor que con sólo 45 años ha sido ya capaz de transmitir con claridad y conocimiento los valores innatos y los principios claves del pensamiento conservador norteamericano. Llegado a Estados Unidos como estudiante de intercambio desde su India natal, D'Souza es hoy una referencia de primer orden y un autor a tener en cuenta tanto por su claridad de ideas como por el modo de transmitirlas.
Este ameno y bien pensado volumen no aspira a ser un denso estudio de teoría política, sino una primera introducción a los conceptos claves del conservadurismo. El libro se estructura a modo de epistolario: el autor escribe a un joven universitario una treintena de cartas sobre distintos aspectos del pensamiento conservador, con ejemplos reales de la vida occidental y los modos de enfrentarse a todo ello desde la visión conservadora estadounidense. Se trata, en último término, de una suerte de introducción que inspira y motiva para comprender los fundamentos básicos del ideario conservador y lo que significa ser de derechas en el contexto norteamericano. Sería deseable una traducción al español, para convencer a muchos liberales de la necesidad de hablar, pese a las lógicas diferencias, de una derecha liberal-conservadora.
En su capítulo inicial, D'Souza muestra cómo el moderno conservadurismo norteamericano es muy diferente a la idea europea de "conservador" absolutista. El primero desecha la idea reaccionaria de mantener el viejo régimen y negar las formas de la democracia moderna. Ser conservador significa conservar los principios de la revolución americana, la que dio la primera gran Constitución liberal al mundo. En esos principios conservadores norteamericanos se hallan la defensa de la unidad nacional, el sentido de comunidad local, la importancia de la familia, la espiritualidad y la creencia en el mérito y en la responsabilidad individual. En el ámbito religioso se respetan la decisión personal y cualquier creencia, bajo la premisa de que existen unos principios morales compartidos por los humanos que, a través de la libertad, nos llevan a la búsqueda de la felicidad.
El verdadero conservador vela y respeta también los principios del liberalismo clásico en su preocupación por las cuestiones cívicas y sociales. En esto, D'Souza acierta al diferenciar el verdadero liberalismo de la falacia en que las izquierdas lo han querido convertir tras apropiándoselo, en una maniobra que ha confundido a muchos. Es así que la diferenciación entre las izquierdas y la derecha liberal-conservadora (o conservadora-liberal) resulta harto evidente.
Las derechas, según plantea D'Souza, enfatizan ideas y políticas dirigidas al individualismo (no al socialismo), al crecimiento económico (no a la redistribución de la riqueza), a la igualdad de oportunidades (no al igualitarismo totalitario), al amor por la nación y la tierra (no al desmembramiento de la unidad nacional ni a la vaguedad de la alianza de civilizaciones), a la defensa militar como medio de asegurar la paz (no al imposible diálogo con el terrorismo).
Capítulo a capítulo, D'Souza desgrana algunas de las ideas fundamentales de nuestro tiempo y abre los ojos a quienes, a inicios del siglo XXI, confunden lo que significa la verdadera defensa de los valores de la libertad. Es así como en este libro hallamos, por ejemplo, un desmantelamiento de lo "políticamente correcto", esa forma de represión bajo manto de liberación. Los liberales clásicos –en línea con los conservadores– rechazan tal concepto porque creen realmente en la libertad de expresión y en la individualidad. Las izquierdas, en cambio, pretenden servirse de él para suprimir los puntos de vista de aquellos a los que odian. De ahí que, por ejemplo, en los círculos universitarios de la progresía se impida hablar a cuantos no comulgan con las tesis impuestas por las izquierdas y su falacia del "multiculturalismo" –especialmente tratado en el capítulo 6–, la "diversidad", los programas de "Acción Afirmativa" (cap. 11), los reclamos radicales de ciertos "feminismos" (cap. 12) o la vaguedad del "postmodernismo" (cap. 13).
Conforme vamos deshojando Letters to a young conservative entendemos la fuerza de las razones de la ideología conservadora y su permanente lucha contra los modelos totalitarios estalinistas, maoístas, castristas… precisamente los mismos que las izquierdas han acariciado y mimado desde la ceguera marxista, en una confusión ideológica y moral de lamentables consecuencias. Es en este punto donde D'Souza incluye unas magníficas páginas (cap. 8) sobre la importancia histórica de la figura de Ronald Reagan, personaje al que el autor ya dedicó un libro completo y para quien trabajó como analista político en la Casa Blanca.
Otro aspecto de sumo interés es la crítica demoledora de D’Souza a los grandes gobiernos. Nuestro autor rompe con el tópico izquierdista de que el sector privado está motivado por la usura y el sector público por un noble idealismo y lanza una llamada a la urgente necesidad de reducir el tamaño del Gobierno norteamericano, tanto en el plano federal como en el local.
También se ocupa de la falsa idea de la polarización económica y la distancia entre ricos y pobres. D'Souza deja claro, con pruebas más que convincentes, que el capitalismo –no el Gran Gobierno– es el único medio para generar riqueza y prosperidad entre los ciudadanos, tanto individual como colectivamente. El 80% de los millonarios que hay actualmente en Estados Unidos partieron de la nada, y se hicieron ricos por iniciativa propia y por unos mecanismos fiscales –justo los que apoyan los conservadores– basados en la reducción de impuestos y el aliento de la iniciativa privada y la creación de riqueza.
Especialmente interesantes son, asimismo, las valoraciones que vierte sobre la manipulación de las izquierdas en diversos frentes de la vida pública norteamericana: en algunos sectores universitarios (cap. 14), en buena parte de los medios de comunicación (cap. 15), en el sistema judicial (cap. 16); y las páginas que dedica a cuestiones latentes como el derecho a llevar armas (cap. 17), el matrimonio homosexual (cap. 23), el aborto (cap. 25), la globalización (cap. 26) o la inmigración (cap. 27).
Los últimos cuatro capítulos hablan del éxito del conservadurismo estadounidense, analizan el estado del antiamericanismo izquierdista y contextualizan los valores del Partido Republicano, así como algunas de las conexiones ideológicas entre la Administración Reagan y la de George W. Bush.
Letters to a young conservative es una primera entrada para conocer los valores conservadores estadounidenses, algunos de los cuales no están muy lejos de lo que en España hemos calificado como derecha liberal-conservadora. A su vez, sirve para acallar la mala fama de dicho ideario.
Dinesh D'Souza, Letters to a young conservative. Basic Books (Nueva York), 2005. 229 páginas.
Por Alberto Acereda
Libertad Digital, 8 de septiembre de 2005
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