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Políticamente... conservador

Harvard ya no es lo que era

Las grandes universidades han sido tomadas por el izquierdismo sectario y censurador.

 

No es la primera vez que abordamos la situación del mundo universitario norteamericano. Un mundo marcado por la gran libertad de creación de nuevas universidades, lo que ha permitido el nacimiento en las últimas décadas de múltiples universidades con una clara identidad cristiana y conservadora, pero al mismo tiempo una profunda crisis en las grandes universidades más antiguas que, desde la década de los 60, han sido tomadas por el izquierdismo más sectario impulsor de lo políticamente correcto como instrumento de control ideológico en el campus.

Precisamente el libro de Jerome Karabel, The Chosen : The Hidden History of Admission and Exclusion at Harvard, Yale, and Princeton, indaga sobre algunas de las más prestigiosas universidades norteamericanas y cómo han sido utilizadas a lo largo de su historia como medio de acceso y permanencia en las élites norteamericanas. No obstante, los últimos años han supuesto un cambio en esta hasta no hace tanto vía de acceso única. Si es cierto que las universidades de la Ivy League siguen siendo influyentes, también lo es que ya no son lo que fueron un día. En la actualidad hay más senadores en Estados Unidos con un título de la Brigham Young University que de Princeton y la enorme mayoría de los electos al Senado estudiaron en buenas universidades de sus propios estados.

Además, este fenómeno de dilución de influencia se acentúa en algunos campos. Como señalaba hace poco Richard Neuhaus, un estudiante de historia puede aprovechar bien su estancia en Yale, pero si lo que le interesa es la filosofía perderá el tiempo. En el campo de las ciencias experimentales hay un amplio abanico de entidades con mayor exigencia y prestigio que Harvard. Todo ello está empezando a provocar que muchos se cuestionen el elitismo de Harvard, Yale y Princeton y estén empezando a susurrar, aún con la boca pequeña, que en el fondo no son mucho mejores que otras muchas buenas universidades norteamericanas. Karabel empieza su libro preguntándose si Franklin Delano Roosevelt sería admitido en Harvard si lo intentará hoy, quizás la pregunta correcta es saber si lo hubiera intentado.

 

Publicado en American Review por Jorge Soley Climent
18-05-2006

 

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