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Políticamente... conservador

Al PP le falta un mapa para sacarnos de la tormenta

1 de junio de 2006.  Nadie puede decir que ZP haya ganado el debate sobre el estado de la Nación. Y sin embargo, qué impresión más extraña ha dejado Rajoy, ¿verdad? Era como si estuviera fuera de sitio, descolocado; como si su lenguaje y su argumentación no fueran los adecuados para el momento, los que todos estábamos esperando. ZP nos ha metido en una tempestad imprevisible. En esa tesitura, de Rajoy se esperaba que marcara un rumbo, una dirección. Pero habló como si estuviéramos antes de la tormenta, como si aún pudiéramos sortear la amenaza. Por eso su discurso ha provocado insatisfacción.

La tormenta: Zapatero nos ha colocado en una situación imprevista, un escenario que nadie hubiera podido augurar hace sólo tres años. Nos ha cambiado el paso a todos. También, probablemente, a sí mismo, pero eso ya es lo de menos, y lo de más es la certidumbre de que estamos en un paisaje nuevo, distinto, donde todo se ha hecho más exasperado, más amenazador y también más simple. En esta nueva situación, el discurso básico del PP, lo que el PP ofrece a los españoles, empieza a resultar insuficiente.

El PP, es decir la derecha española desde Aznar, había modulado su discurso en torno a tres líneas muy visibles. En lo político: estabilidad constitucional, Estado de las Autonomías, sistema del 78. En lo económico: prosperidad, eficacia, desarrollo desde un liberalismo templado. En lo cultural y lo social: inhibición del Estado y entrega de la iniciativa a "la sociedad". Ésa fue la plataforma de la mayoría absoluta en 2000. Era un rumbo que la sociedad entendía. Rajoy sigue en esa dirección. Pero ese mapa ya no vale en las actuales condiciones.

El socialismo de ZP, quizá de manera improvisada e irreflexiva, ha modificado bruscamente el paisaje. En lo económico ha mantenido la inercia de las políticas del PP, pero en los otros dos aspectos ha dado completamente la vuelta a la situación. En lo político, está predicando (y ejecutando) una rápida transformación del sistema del 78 en otra cosa que aún no sabemos qué será. Y en lo social y lo cultural, está aplicando un protagonismo absoluto del Gobierno, que cambia usos y costumbres completamente al margen de la iniciativa social. Ésta es la tormenta en la que ZP nos ha metido. Ya no es sólo un amenaza; es un hecho consumado. Y con la que está cayendo, uno no puede atenerse al mapa anterior; sencillamente, porque el territorio ha cambiado.

El discurso de la estabilidad en torno al Sistema del 78 ya no es viable, porque el sistema se ha roto; ahora es preciso definir qué es exactamente lo que queremos. Tampoco el discurso de la inhibición en lo social y lo cultural puede seguir vigente; hoy es necesario explicar con claridad los propios principios. Esas son las líneas determinantes del nuevo mapa. Rajoy no las ha trazado aún.
 José Javier Esparza

El Semanal Digital

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