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Políticamente... conservador

El día en que a ZP se le entendió todo (a su pesar, tal vez).

Tal y como exigió ETA, el presidente del Gobierno ha cumplido sus compromisos y en la fecha indicada ha anunciado la apertura del diálogo con los terroristas.

El anuncio ha venido envuelto en la habitual parafernalia retórica del zapaterismo: una mezcla un tanto indecente de buenas intenciones, medias verdades y mentiras enteras, todo ello vertebrado por una confusión ética y conceptual que quita el aliento. En la pieza oratoria de ayer hay muchas cosas que llaman la atención: la burla de hablar en un Congreso sin diputados, el reconocimiento brumoso del derecho a la autodeterminación, el maquillaje de la Ley de Partidos, la contradicción de negar concesiones (políticas) y anunciar conversaciones (políticas), la voluntaria ceguera ante la persistente actividad de ETA… Pero, junto a todo eso, hubo un momento decisivo: el momento que a ZP se le entendió todo.

Ese momento es aquel en que Zapatero, tras reconocer el altísimo grado de autogobierno del País Vasco, constata que la violencia persiste y de ahí deduce la necesidad de negociar. Reduzcámoslo a esta oración: "Habéis sido más libres que nunca, pero ETA ha seguido matando; por tanto, hay que hablar con ETA". La conjuntiva –"por tanto"- no figura expresa en el texto de
ZP, pero va implícita en el argumento y es lo único que le da sentido. Estamos ante un ejemplo perfecto de razonamiento perverso o, mejor, pervertido. Traspasémoslo a una situación cotidiana: "Vivís muy bien en vuestro chalé, pero los ladrones os sigue robando; por tanto, hay que hablar con los ladrones, a ver qué quieren". Lo que los ladrones quieren, evidentemente, es lo que hay dentro de la casa; si se les da sin necesidad de romper cristales o disparar, tanto mejor para todos y, sobre todo, para los ladrones, ¿no? Y aquí es lo mismo: lo que ETA quiere es la autodeterminación, la amnistía para sus presos, la legalización política de ETA y la anexión de Navarra; si se les da sin necesidad de asesinar, secuestrar y chantajear, mejor para todos, ¿no? Pues no: será mejor sólo para ellos.

El País Vasco, en efecto, ha sido más libre y autónomo que nunca; para empezar, ha sido un país, cosa que antes no era. Pese a ello, ETA ha seguido matando. Lo que pide el sentido común, por tanto, es que se acabe con ETA, no que se negocie con ella. Porque si aceptamos la negociación, entonces estaremos reconociendo implícitamente que su derecho a matar era tan bueno como nuestro derecho a una generosa forma de autogobierno. Zapatero, quizá sin darse cuenta, ha enunciado el principio general de todas las rendiciones indecorosas: ceder ante quien te amenaza. El espíritu de la claudicación.

(En La Moncloa han habilitado un contenedor para dar cabida a una insólita correspondencia masiva. Son miles de sobres que llegan a Palacio. En su interior, cada sobre guarda una pluma blanca).
 

José Javier Esparza

El Semanal Digital, 30 de junio de 2006

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