RAJOY DEBERÍA LEER A RUSSELL KIRK. Qué es ser de derechas.
Mariano Rajoy ha declarado a La Razón: "Hoy en día es muy difícil precisar qué es ser de derechas, de centro o de izquierdas". Estas palabras me hacen recordar la significativa anécdota del cuestionario planteado a Zapatero y Rajoy poco antes de las últimas generales: al llegar a la pregunta sobre cuál era su periódico favorito, Zapatero respondió que El País (eran otros tiempos), mientras que Rajoy citó el Marca. Uno proclamó sin vergüenza alguna su filiación política; el otro evitó tener que pronunciarse.
Ésta es la actitud que ha convertido España en una anomalía: probablemente se trate del único país occidental en el que no existe la derecha política; o, al menos, del único en que el líder del partido que en teoría representa a la derecha confiesa que tiene dificultades para distinguir a ésta de la izquierda.
Resulta evidente que si el líder del PP tiene dificultades para precisar, por ejemplo, la diferencia entre las propuestas de Izquierda Unida y las de su propio partido, entonces es que tiene un grave problema (o mejor: tenemos). Desde mi modesta posición, me atrevo a recomendarle, como remedio eficaz (aunque no infalible) para aclarar conceptos, el breve texto de Russell Kirk "¿Qué significa ser conservador?", que podrá encontrar fácilmente en la sección Ensayos Cortos de la web de la Fundación Burke. Allí, en diez puntos, se van desgranando algunas ideas que podrían, si las medita con calma, ayudarle a precisar su posición.
Allí descubriría que "los hombres y las naciones están gobernados por leyes morales", y que, en consecuencia, no tenemos "ningún derecho" a "intentar forzar imprudentemente la naturaleza humana o el delicado tejido de nuestro orden social". Corolario: la libertad, pisoteada en repetidas ocasiones por la izquierda, debe ser defendida por la derecha.
Y que no se nos diga que estamos hablando de vagas teorías: la libertad de educación (que, bajo el sistema actual de concierto educativo, no es plena) y la libertad de los padres para elegir la educación moral de sus hijos son cosas bien concretas. ¿Más concreción? Introducción del cheque escolar y derogación de Educación para la Ciudadanía: dos medidas que sí podrían galvanizar a la adormecida derecha social.
Escribe también Kirk que "la propiedad y la libertad están inseparablemente conectadas"; y añade: "Nivelamiento económico no es progreso económico". ¿Nos animamos a romper el consenso socialdemócrata y a dejar que cada vez más personas decidan qué quieren hacer con una mayor proporción del dinero que han ganado con su esfuerzo?
Más adelante leemos: "La sociedad moderna necesita urgentemente a la verdadera comunidad (…) Por medio de las iglesias, las asociaciones de voluntarios, los gobiernos locales y una variedad de instituciones, los conservadores se esfuerzan para mantener a la comunidad sana". La derecha cree en la sociedad civil, la izquierda en el Estado omnipresente. Una reforma de la ley electoral que ayudara a acabar con el excesivo poder de las estructuras de los partidos sería bien vista desde la derecha.
Ya para acabar (pero hay más: esto es sólo una degustación), encontraría la siguiente afirmación: "La innovación moral y política puede ser tanto destructiva como beneficiosa (…) Con Lord Falkland, [los conservadores] dicen: Cuando no es necesario cambiar, es necesario no cambiar". La institución familiar, tan sacudida durante esta legislatura, merece ser preservada. Una postura de derechas valora la base natural e histórica del matrimonio, y, en castizo, recuerda que "los experimentos, con gaseosa". Matrimonio es la unión de un hombre y una mujer; lo demás es otra cosa.
Aún queda mucho por redescubrir en el texto de Russell Kirk, cuyas implicaciones concretas son poderosas. Confiemos en que, si no Rajoy, algunos jóvenes con sentido de la responsabilidad y ganas de contribuir a una sociedad mejor lo lean con detenimiento. Estoy convencido de que les ayudará a perder complejos, a llamar a las cosas por su nombre y a precisar qué es lo que puede sacar a nuestra patria del atolladero en que entre todos la hemos metido.
Por Jorge Soley Climent
© Fundación Burke
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