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Políticamente... conservador

Los católicos ante el gobierno de Zapatero

El Gobierno ha iniciado un proceso dirigido a difundir los extraordinarios progresos que España ha realizado en los dos años de gobierno Zapatero.

 

El balance es, como nos tiene acostumbrados la política de este país, excesivamente triunfalista y faltado de la más mínima racionalidad autocrítica.

 

El acento de lo que presenta el gobierno está situado precisamente en el área menos ideológica, más “estándar” podríamos decir, la economía regentada por Solbes y en la que el propio Presidente del Gobierno y su equipo prácticamente no han intervenido. Este es un rasgo a retener.

 

Es exacto que la economía española ha funcionado bien a lo largo de estos dos años, tanto en términos de crecimiento económico como de su gestión pública, pero también lo es que esta política no presenta ningún carácter singular que la diferencie de la del PP. Al celebrar estos resultados el PSOE está diciendo que la estabilidad en la política económica ha resultado una buena receta, quizás por aquello que con las cosas de comer mejor no jugar.

 

Pero el balance económico omite que este crecimiento no es sano, al contrario de lo que predica el portavoz del PSOE, José Blanco, porque presenta un grave desequilibrio en su balanza exterior y una amenaza por nuestra baja competitividad a partir del momento en que la construcción y el consumo interior por si solos no sean suficientes.

 

En otro plano, son datos positivos el aumento de la ayuda al desarrollo, hasta los 3200 millones de euros y las subidas de las pensiones mínimas, entorno a un 15%, a pesar de que se continúan manteniendo por debajo del límite de subsistencia.

 

También cabe señalar como un factor en el haber, la legalización de más de medio millón de inmigrantes, aunque se pueda criticar la forma como se realizó y el hecho de que por falta de medidas de continuidad, la bolsa de los ilegales continúe creciendo.

 

Los Estatutos de autonomía, y en concreto el de Cataluña, no son señalados en el balance como un hecho destacable, a pesar de que han concentrado una gran parte de la tensión política. Esta omisión es todo un discurso en si mismo.

 

Como lo es la escasa relevancia que se otorga a las leyes que mayor conflicto han provocado entre los católicos: las relacionadas con la reducción del contrato matrimonial a la nada, y el matrimonio y adopción homosexual, la LOE, con sus limitaciones a la clase de religión y al derecho de los padres, y la particularísima Ley de Reproducción Asistida. Precisamente éste es el ámbito donde el equipo de Zapatero ha actuado con absoluta dedicación y prioridad.

 

El resultado es una paradoja: el gobierno exhibe aquello en lo que menos participa de la “filosofía Zapatero” y silencia o sitúa en la penumbra, lo que le es más propio y singular, lo que ha convertido a España en una sociedad anormal en el contexto europeo, occidental y mundial.

 

 

Editorial de Forum Libertas, 19 de abril de 2006.

 

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