Coincidencia ruso-china ante el problema de Irán
El gobierno ruso ha evaluado de manera positiva la visita del presidente chino Hu Jintao a los Estados Unidos. Existía en Rusia una cierta preocupación ante las presiones de los EE.UU. a Hu Jintao para que China se sumase a las sanciones contra Irán propuestas por el gobierno Bush. Sanciones que en un primer paso responden al interés en someter a su control la política de Irán, y en un paso posterior a una posible intervención militar.
Mas Hu Jintao se ha definido de nuevo contra la imposición de sanciones y contra presionar fuertemente a Irán, lo que ha provocado un respiro en Moscú. El gobierno ruso intenta de forma muy activa alcanzar y sobrepasar un día a los EE.UU. en el mercado chino, y temía que una política común hacia Irán favoreciese la interdependencia económica entre Washington y Pekín.
Coinciden tanto los expertos chinos como rusos en que una posible guerra contra Irán supone un peligro para Pekín y para Moscú, pues representaría una amenaza para la zona del Mar Caspio y el Asia Central.
En el caso de una posible ocupación de Irán, la salida al Caspio de la potencia militar norteamericana creará problemas para los gobiernos de Kazajstán y Turmenikstán, con sus gigantescas reservas de gas, y detrás de ellos a los restantes Estados de Asia Central. Estaría bajo control estadounidense el transporte por mar del petróleo y del gas líquido iraní a China vía Golfo Pérsico. China recibe de Oriente Próximo y Medio el 80% de sus importaciones petrolíferas, y EE.UU. le ofrece que quede bajo control norteamericano el 15% de sus suministros energéticos actuales, que es la cifra que corresponde a Irán.
Pero China se encuentra hoy en una posición bastante ventajosa en el Próximo y Medio Oriente, ya que, aun sin alcanzar el nivel de intermediación de Rusia o de la UE, cuenta con una buena disposición tanto de los países árabes como de Israel por su actitud no intervencionista.
En otro orden de cosas, pero relacionado también con la cuestión energética, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha "sugerido" modificar el recorrido del oleoducto Siberia Oriental-Pacífico, desviándolo cuarenta kilómetros al norte para evitar la amenaza de contaminación del lago Baikal, la mayor reserva de agua dulce del mundo. El coste del nuevo recorrido supondrá un considerable incremento de los costos, ya que según los cálculos de los expertos cada cien kilómetros de oleoducto costarán casi trescientos millones de euros.
Mas Hu Jintao se ha definido de nuevo contra la imposición de sanciones y contra presionar fuertemente a Irán, lo que ha provocado un respiro en Moscú. El gobierno ruso intenta de forma muy activa alcanzar y sobrepasar un día a los EE.UU. en el mercado chino, y temía que una política común hacia Irán favoreciese la interdependencia económica entre Washington y Pekín.
Coinciden tanto los expertos chinos como rusos en que una posible guerra contra Irán supone un peligro para Pekín y para Moscú, pues representaría una amenaza para la zona del Mar Caspio y el Asia Central.
En el caso de una posible ocupación de Irán, la salida al Caspio de la potencia militar norteamericana creará problemas para los gobiernos de Kazajstán y Turmenikstán, con sus gigantescas reservas de gas, y detrás de ellos a los restantes Estados de Asia Central. Estaría bajo control estadounidense el transporte por mar del petróleo y del gas líquido iraní a China vía Golfo Pérsico. China recibe de Oriente Próximo y Medio el 80% de sus importaciones petrolíferas, y EE.UU. le ofrece que quede bajo control norteamericano el 15% de sus suministros energéticos actuales, que es la cifra que corresponde a Irán.
Pero China se encuentra hoy en una posición bastante ventajosa en el Próximo y Medio Oriente, ya que, aun sin alcanzar el nivel de intermediación de Rusia o de la UE, cuenta con una buena disposición tanto de los países árabes como de Israel por su actitud no intervencionista.
En otro orden de cosas, pero relacionado también con la cuestión energética, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha "sugerido" modificar el recorrido del oleoducto Siberia Oriental-Pacífico, desviándolo cuarenta kilómetros al norte para evitar la amenaza de contaminación del lago Baikal, la mayor reserva de agua dulce del mundo. El coste del nuevo recorrido supondrá un considerable incremento de los costos, ya que según los cálculos de los expertos cada cien kilómetros de oleoducto costarán casi trescientos millones de euros.
Ángel Maestro
El Semanal Digital, 2 de mayo de 2006
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