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Políticamente... conservador

Progresista Pedro José

Progresista Pedro José Siempre solícito a la hora de desasnar a la derecha española, el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, ha marcado la pauta a la Convención Política del PP, que se clausuró el domingo en Madrid. El solícito don Pedro ha recordado a los díscolos peperos que “El cometido del PP no es la defensa de una supuesta e inaprensible la Ley Natural, sino la protección de los derechos de todos los españoles ante las concesiones arrancadas por los nacionalistas a un Zapatero voluble y oportunista”.

Es decir, que lo que importa, por si no habían caído en la cuenta, es la unidad de España, de la que Pedro José siempre ha sido muy devoto, al menos desde hace 3 años, de la cuestión territorial. Y por si no había quedado claro el asunto de la ley natural, Ramírez especifica que el PP tampoco debería haber dado la lata (¿La dio?) contra el gaymonio “en términos propios de quien combate un pecado, tampoco debería oponerse a la investigación con embriones o a cualquier otro avance razonable de la biociencia y tampoco debería ser beligerante contra Educación para la Ciudadanía”.

 

O sea: vida, familia y educación, de un solo tajo. El comentarista de la COPE (¿Irá este martes Pedro J. al programa de Federico Jiménez? Podría jurar que sí), siempre coherente, responde al primer y principal mandamiento progre. “Abajo los curas y arriba las faldas”. La verdad es que el PP lleva más de una década mirando para otro lado cuando le hablan de vida y de familia. Y también desvía la mirada cuando alguien pone sobre la mesa el asunto de la libertad de enseñanza y acaba por lanzar una soflama en pro de los derechos de los empresarios de la educación.

 

Es igual. El director de El Mundo tiene claro que lo que debe vender el PP es unidad de España frente a las cesiones zapateriles ante los nacionalistas. Ahora bien, la unidad de España no tiene, ni de lejos, capacidad para generar un debate político en el siglo XXI, donde ya no hay izquierda ni derecha, sino hombres que creen en algo y personas que no creen en anda: creyentes y relativistas. O sea, gente que cree en la denostada Ley Natural y otros que no creen. Tampoco la política económica, porque con ser muy importante, también en el capítulo de derechos humanos, no es definitiva. No nos engañemos: la política económica puede cambiar la economía real… lo justito. Los gobiernos incluyen en la economía pero la economía no depende del Gobierno sino en un porcentaje ínfimo. Depende de los ingresos y gastos de las familias.

 

Es más, un Gobierno puede influir más en la ley natural que en la economía o en la unidad de España. Al menos, en el sentido de que los gobiernos pueden hacer poco por promocionar la ley natural pero sí pueden hacer mucho por fastidiarla. Como Pedro José.

 

Eulogio López  

Hispanidad, 19 de noviembre de 2007

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