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Políticamente... conservador

Miguel Sanz lo sabía

Miguel Sanz lo sabía

Dice el refrán que por la boca muere el pez. Y aquellos que tienen costumbre de alardear de información a veces caen en sus propias trampas.

Que Miguel Sanz conociera el hecho de que Zapatero ofreciera a ETA un órgano común entre Euskadi y Navarra, tal y como él afirmó el pasado martes, no es de extrañar; tiene fuentes de información suficientes como para estar al tanto de ello. No en vano, suponemos que por ese motivo y ante la gravedad de la situación convocó la macromanifestación del 19 de marzo. Cuando hablábamos de que Navarra no se vendía no era un simple eslogan sino una realidad a la que nos enfrentábamos y que, por fortuna, no tuvimos que padecer.

 

Finalmente, a Zapatero le salió mal la jugada, no porque él no estuviera de acuerdo con entregar Navarra en bandeja de plata a una pandilla de criminales, sino porque los asesinos no tenían intención de cambiar de oficio y preferían seguir con su negocio del terror.

 

Ahora bien, lo que es ciertamente increíble es que, conociendo Miguel Sanz dicha información, estuviera dispuesto a que el grupo popular se abstuviera en la investidura de Zapatero como presidente.

 

Es decir, Sanz sabía que Zapatero nos había mentido a todos cuando afirmaba que tras la T4 se había acabado la negociación con ETA, cuando decía sin sonrojarse que nunca había hablado de política con los asesinos y cuando afirmaba contundente que Navarra sería lo que los navarros quisieran, al mismo tiempo que ofrecía a los criminales un plan de creación de Euskal Herria. Y, sin embargo y a pesar de todo ello, Miguel Sanz es capaz de fiarse de Zapatero y anima a Rajoy a abstenerse en la investidura de Zapatero, siguiendo así el camino de fraternidad y amistad que él ha emprendido con los socialistas y que le ha proporcionado su superviviencia política. ¿Qué más necesita Sanz para votar en contra de Zapatero? ¿Hay algo más grave que lo negociado por Zapatero con ETA como para darle ahora un voto de confianza absteniéndose en la investidura? ¿Un presidente que negocia el futuro de nuestra tierra con una banda de asesinos sin contar con nosotros, merece ahora nuestra aprobación?

 

Esto es lo que pasa cuando se dejan de defender los principios y valores que deben inspirar la actuación en política para pasar simplemente a proteger un puesto de trabajo. La actitud de Miguel Sanz está siendo ciertamente lamentable y así lo entiende buena parte del electorado. Esperemos que esto no pase factura al partido regionalista en el futuro.

 

Tribuna de Navarra, Editorial, 10 de abril de 2008

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