(Publicado en World Defense Review, 3 de febrero de 2008)
2 de febrero de 2008: mientras los americanos debaten quién puede confrontar mejor a los jihadistas, o al menos evitar sus ofensivas en todo el mundo, de entre sus candidatos a las primarias, fuerzas jihadistas en ciernes han invadido en cuestión de un día un país africano (bajo protección europea), una localización clave para las próximas misiones de paz de Darfur.
En menos de 12 horas, la llamada oposición armada del Chad cruzaba todo el país desde sus fronteras orientales con el Sudán del gobierno islamista, hasta su capital N 'Djamena, pasando por el noreste de Nigeria. Las informaciones mencionan feroces batallas alrededor del palacio presidencial y en los aledaños de la ciudad. Pero en esta etapa, las consecuencias geopolíticas son cruciales para las próximas fases, local, regional e internacionalmente. La idea central es que en cuestión de un día, lo que podría convertirse en los futuros Talibanes de Chad han marcado una victoria estratégica no solamente contra el gobierno del país (que se suponía respaldaba los planes de la ONU para salvar Darfur en Sudán) sino también contra los esfuerzos de la Unión Africana y la Unión Europea por contener al régimen sudanés y detener el genocidio. La ofensiva de ahora, al margen de próximos avances, ya ha alterado la geopolítica de África. Desbancando a Occidente y los africanos, esos regímenes y fuerzas tras la "oposición" han demostrado que son implacables en su campaña contra los derechos humanos y la autodeterminación del continente. Pero lo que es más importante, los sucesos del día demuestran lo poco preparados que están europeos y americanos en comparación con regímenes jihadistas que a primera vista parecen débiles pero que son altamente capaces de sorprender y dar al traste con los esfuerzos occidentales de contención.
El sábado 2 de febrero del 2008, mientras el Presidente francés Nicolas Sarkozy se casaba en París y los americanos compraban comida para disfrutar de la “Super Bowl” el domingo, fuerzas militares de respaldo jihadista lanzaban un ataque a través del Chad utilizando un millar de vehículos todoterreno armados. Alcanzaban la capital en cuestión de pocas horas y comenzaban a enfrentarse al ejército chadiano aislando al Presidente en su palacio y declarando la victoria ante medios internacionales. La denominada "oposición" dispone de un "alto mando militar" unificado que incluye a la Unión de Fuerzas para la Democracia (UFDD), encabezada por Mahamat Nouri, la Unión de Fuerzas para el Cambio (RFC), encabezada por Timane Erdimi, y el UFDD-Fundamental, encabezado por Abdelwahid Aboud Mackaye. A primera vista, un observador sin experiencia concluiría que este es un país africano más con problemas, con un puñado de "separatistas", "rebeldes" o "insurgentes". La realidad no es tan simple. Estas fuerzas han sido respaldadas por el régimen jihadista de Jartoum y parte de su financiación - según el gobierno de Chad - ha sido enviada desde Arabia Saudí.
En el centro de la confrontación se encuentra Darfur. Esta provincia musulmana negra dentro de Sudán viene siendo víctima de genocidio a manos de fuerzas árabes fundamentalistas conocidas como los Janjaweed, respaldadas esencialmente por el régimen de Sudán. El pueblo de Darfur se resiste a la "arabización" forzosa - convertida en limpieza étnica - a manos de los Janjaweed. Tanto del vecino Chad como Naciones Unidas llegaron desde 2005 en ayuda de Darfur. A su vez, los salafistas y los wahabíes de la región llegaron en ayuda del régimen de Sudán contra los africanos y Occidente. Francia envió algunas unidades militares a Chad y enseguida se montó una “Eurofor” (Fuerza Europea) bajo auspicios de la ONU para enviarse a las fronteras entre Sudán y Chad con el fin de ayudar a los refugiados de Darfur. Los islamistas de Jartoum se opusieron a la iniciativa internacional y parecen contar - aunque discretamente - con el respaldo de los círculos wahabíes de Arabia Saudí, pero también con los regímenes de Siria e Irán. De ahí que el campo de batalla de Darfur se haya convertido en el frente entre la comunidad internacional y los extraños compañeros de cama del eje jihadista.
Utilizando la clásica doctrina del Khid'aa (o engaño) el régimen de Jartoum ganaba tanto tiempo como le fue necesario para armar y entrenar a "los rebeldes" dentro de Chad. El equipo utilizado por las milicias ha sido comprado en cuestión de pocos meses y se abrieron "oficinas" en varios países de la región. Los dividendos del petróleo han ido rápidamente a los futuros Talibanes de Chad y su entrenamiento político y mediático fue intensivo. Todo lo que tuvo que hacer el régimen sudanés para abortar las inminentes operaciones de la ONU en Darfur fue desestabilizar el sustrato desde el que se iban a lanzar estas operaciones: el Chad. La pregunta no es cómo concibieron esto los jihadistas con tanta inteligencia, sino cómo es que los estrategas de Washington y París no lo predijeron. Aunque fue muy simple: los movimientos sobre el terreno dentro de Chad y la intensa actividad mediática de apoyo fue proyectada durante meses en Al Yazira con bastante antelación. Cómo no han visto venir la amenaza a los aliados atlantistas es sobrecogedor.
Que los sistemas internacionales y occidentales de defensa hayan fracasado estrepitosamente en detectar y monitorizar el movimiento de miles de efectivos armados que ingresan en un país aliado procedentes de una frontera abierta es alarmante. Estados Unidos acaba de organizar un Alto Mando Africano - respaldado por las tecnologías más avanzadas en todo el mundo - y el ejército francés dispone de un destacamento en Faya Largau, así como de un escuadrón de cazas en la capital preparados para despegar. ¿Hubo dejadez? ¿Ha habido un acuerdo entre bambalinas con Darfur? Lo veremos. Sin embargo, el suceso más interesante -- junto al ataque de las milicias -- ha sido la preparación de la maquinaria propagandística jihadista. Sorprendentemente, mientras las fuerzas de la "oposición" alcanzaban N'Djamena, el ministril de lo que podría convertirse en el futuro régimen Talibán de Chad, Jibrin Issa, aparecía confortablemente sentado en los estudios centrales de Al Yazira en Qatar. Obviamente no fue transportado de manera improvisada desde África hasta el Golfo Pérsico a petición del departamento de invitados de la cadena de financiación qatarí como reacción a la ofensiva. Ya se encontraba en la cadena - o al menos en Qatar - cuando comenzó la ofensiva. Llamativamente, el caballero vestía un traje occidental clásico de ejecutivo y aparecía afeitado al milímetro. La estrategia de relaciones públicas consiste en demostrar al mundo, Francia y Estados Unidos incluidos, que las fuerzas que se ciernen sobre su aliado no son una delegación de los Tribunales Islámicos de Somalia ni una milicia de orientación Talibán. La jugada es proteger este golpe de estado como algo "nacional" contra "la corrupción” y el resto de la letanía, aburriendo así al público occidental medio.
Issa siguió el guión al milímetro hasta un punto en el que la realidad afloró de golpe. A primera vista, mientras escuchaba su impecable árabe, me preguntaba porqué tiene este acento de la Península Arábiga y deja colgando de manera mecánica las oraciones. Es extraño escuchar a "un ministro" africano de un futuro régimen en el Chad practicando un impecable árabe, pero puede pasar. A menos que, al final de su entrevista, cometa un error imperdonable. Sin ningún motivo, empezó a agradecer al "valiente mando de la República Islámica de Sudán", el General Omar al Bashir (el cabeza del régimen responsable del genocidio de Darfur) su ayuda al "movimiento", y empezó a deshacerse en elogios hacia "su alteza el sirviente de los dos lugares sagrados" (léase el monarca saudí) por su apoyo (al movimiento, obviamente). De pronto, y para frustración del presentador de Al Yazira cuya jugada quedaba en evidencia, se unieron los puntos. Realmente es una operación de respaldo sudanés encaminada a cambiar al régimen de Chad y respaldada por los círculos wahabíes, una maniobra preventiva concebida para frustrar la futura operación humanitaria en Darfur. Los jihadistas, los reyes de la estrategia, lograban otra victoria. Para impedir una maniobra de la ONU contra uno de sus regímenes (Sudán) expulsaban al gobierno que había accedido a ayudar a Occidente y la ONU. En mi opinión fue altamente predecible. Pero el fracaso de Occidente a la hora de predecirlo es altamente cuestionable.
Los próximos días podrían modelar o remodelar el escenario en el Chad y la dirección de los sucesos podría conducir a más cambios dramáticos en el escenario político de África. Si Washington y París se lavan las manos, los futuros Talibanes chadianos consolidarán su poder aún más hasta el Sahara. La operación de Darfur estará sentenciada. Si el ejército de Chad y la comunidad internacional intervienen, el estatus quo anterior podría ser restaurado. También se predice que la "oposición" se va a emplear a fondo en cuestiones de imagen. Intentará ocultar de cualquier manera la identidad "jihadista" inmediatamente. Además, no todos los componentes de la "oposición" son de tipo Talibán. Cuando la oposición se asiente en la capital, los islamistas comenzarán a crecer lentamente y decapitarán estratégicamente a sus aliados al estilo Afganistán. Aún es muy pronto para decirlo.
Por ahora, los americanos están ocupados viendo el juego desde la grada, nominando candidatos y evaluándolos en materia de cuál tienen las mejores credenciales para ganar la guerra contra el terror. En Francia el debate trata de dónde pasó su luna de miel la pareja presidencial. Admitámoslo, los estrategas jihadistas lo tienen fácil. Un país más ha caído camino de Constantinopla.
Por Dr. Walid Phares; experto en terrorismo, fundamentalismo islámico y movimientos yihadistas. Es miembro decano de la Fundación de la Defensa de las Democracias y escribe en publicaciones especializadas como Global Affairs, Middle East Quarterly, and Journal of South Asian and Middle East Studies además de para diversos periódicos de renombre mundial y de opinar para medios como CNN, MSNBC, NBC, CBS, ABC, PBS y BBC.
Colaboraciones nº 2196 | 28 de Febrero de 2008
GEES, 28 de febrero de 2008