Blogia
Políticamente... conservador

Conociendo al Islam

“Implantación y problemáticas del islam en España”.

“Implantación y problemáticas del islam en España”.

El pasado 15 de mayo de 2008 se celebró, en la Fundación Leyre de Pamplona, una nueva sesión de los “Talleres de realidad” dirigida por Fernando Vaquero, escritor y analista.

Al igual que en otras ocasiones, presentamos las siguientes conclusiones:

 

1)       En el islam, religión, sociedad y Estado forman una unidad; de modo que la ley civil es la ley religiosa: la sharia, su desarrollo normativo, fue cerrado en el siglo X. Se caracteriza por una triple desigualdad: entre musulmanes y no musulmanes; entre el hombre y la mujer (divorcio, repudio, herencia, matrimonio con no musulmanes, los hijos a cargo del padre, los hijos seguirán la fe del padre, la cuestión del velo, la no coránica mutilación genital femenina); entre el hombre libre y el esclavo (casi por completo desterrada).

2)       La diferenciación entre los conceptos de gran yihad (ascesis personal y social) y pequeña yihad (guerra de defensa de la Umma) disfruta de particular fortuna entre los occidentales; pero no entre los propios musulmanes. Una nefasta consecuencia del afán de novedad de los occidentales, de sus complejos y mala conciencia.

3)       La mezquita no es una mera iglesia: allí se decide TODA cuestión, del rango que sea, que afecta a la Umma. Por ello, el Estado debe controlar la naturaleza y situación concreta de cada sala de oración musulmana.

4)       Modelos de integración de inmigrantes en  países culturalmente muy distintos: asimilación (aceptación de la ley y costumbres del país que acoge), multiculturalismo (todas las religiones son análogas y equivalentes, mereciendo el mismo trato), meeting pot (Estados Unidos), identidad enriquecida (base cultural potente y otras culturas que pueden mantener su identidad, sin diluir la primera).

5)       En España se viene aplicando de hecho el modelo del multiculturalismo improvisado; tanto con el PP, como con el PSOE.

6)       Elementos constitutivos de Europa que deben conocer y aceptar los musulmanes: democracia, pluralismo, libertad religiosa y de conciencia, separación Iglesia/Estado, respeto de los derechos de la persona, igualdad entre hombres y mujeres, rechazo de la violencia como instrumento político.

7)       El problema de la educación. Debe garantizarse la libertad religiosa de los musulmanes. Pero un gran problema es el del empleo del árabe, imprescindible en su práctica religiosa, que debe limitarse a su aprendizaje litúrgico; al objeto de evitar la creación de guetos.

8)       Cuestiones que ya se están resolviendo: cesión de terrenos y financiación de mezquitas (con las carencias señaladas en el punto 3º), implantación de la normativa de la comidas halal, cementerios musulmanes, ausencias del trabajo por festividades musulmanas (la cuestión del viernes; las 5 oraciones diarias unificadas en 3), efectos civiles del matrimonio islámico (celebrado bajo fórmula religiosa).

9)       El islam español es muy plural; tanto por la procedencia étnica y nacional, como por la diversidad de escuelas y obediencias.

10)    Son 1.130.000, de los que 33.000 son españoles/as conversos/as. Pero apenas un 10% practica su fe y en torno a un 5% está asociado en entidades musulmanas. Su visibilidad social y mediática, no obstante, es muy superior a su presencia real.

11)           La opacidad de muchas comunidades musulmanas dificulta su conocimiento y un efectivo control, de precisarse éste, pudiendo así amparar la creación de focos radicales proclives al terrorismo.

12)          Una propuesta política transversal concreta: la reciprocidad; pudiéndose asociar, por ejemplo, las ayudas al desarrollo en países musulmanes con la aplicación en los mismos de los derechos humanos (entre ellos, la libertad religiosa).

13)          Como base de diálogo con el islam, Occidente debe partir de la laicidad y la ética de los valores comunes; pero siempre que sea consciente de sus raíces, idiosincrasia y derechos. El diálogo y la convivencia únicamente son creativos desde el cultivo de la propia identidad. Los complejos de inferioridad envalentonan a los radicales. También los inmigrantes necesitan de marcos legales y culturales precisos que impidan, por ejemplo, dobles estatutos jurídicos (el civil europeo y la sharia) que favorezcan de hecho guetos en los que se violen determinados derechos humanos y civiles específicos de la tradición europea y de proyección universal.

 

Pamplona, 16 de mayo de 2008

Triunfo de Hezbolá. Irán gana en el Líbano

Triunfo de Hezbolá. Irán gana en el Líbano

 

 

Los ayatolás hicieron de la defensa de la comunidad chiíta libanesa uno de sus objetivos fundamentales en política exterior. Actuaron con audacia, creando una nueva fuerza política, Hezbolá, dotada de unas milicias tan bien armadas como entrenadas. Unos y otros saben que la demografía corre a su favor y que la clave está en saber esperar. Si Hezbolá es capaz de bloquear el Gobierno, si consigue convencer al resto de la sociedad libanesa de que la paz depende de que asuman su liderazgo y, desde esa condición, lleguen a un nuevo acuerdo político, la victoria estará en sus manos.

 

La milicia de Hezbolá es hoy día el ejército más importante del Líbano, con el agravante de que están infiltrados en el Ejército Nacional y pueden deshacerlo cuando lo consideren oportuno. De ahí que una parte importante de la comunidad cristiano-maronita haya cedido a su chantaje.

 

El asesinato del máximo dirigente sunita, Hariri, llevó a un sorprendente acuerdo entre Chirac y Bush para exigir responsabilidades. Tras un acuerdo en el Consejo de Seguridad, Siria midió sus propias fuerzas y optó por retirar sus tropas. Eran demasiados frentes abiertos para un país débil económica y militarmente, aislado y amenazado. Pareció llegado el momento de la democratización del Líbano, pero la democracia es cuestión de mayorías y en ese terreno los chiítas tienen muchas cosas que decir.

 

Desde la retirada de Siria han ocurrido dos hechos determinantes. El primero fue la guerra entre Israel y Hezbolá, que se resolvió con una no-victoria de Israel, lo que equivale a una victoria política de los islamistas. Han demostrado a la sociedad libanesa y al conjunto del mundo árabe que están en condiciones de enfrentarse a Israel y no ser derrotados, lo que no habían conseguido egipcios, jordanos, sirios o iraquíes. Su prestigio ha crecido y, sobre todo, ha quedado en evidencia su capacidad. Sufrieron un gran desgaste, humano y de material, pero gracias a las fuerzas internacionales allí destacadas ya disponen de más y mejor armamento que antes de iniciarse el conflicto. En estas circunstancias, ¿quién en Líbano osaría enfrentarse a ellos?

 

El segundo hecho ha sido la crisis política derivada del intento de democratización, auspiciado por norteamericanos y europeos. Hezbolá retiró a sus ministros del Gobierno y bloqueó la designación de un nuevo presidente de la República, cargo que corresponde en el nada democrático reparto de competencias a la comunidad cristiano-maronita. En esta situación el Gobierno decidió echar un pulso a Hezbolá exigiendo que renunciara a su propio y exclusivo sistema de comunicación, un ejemplo más del Estado dentro del Estado creado por esta filial de Irán en el país de los cedros. La respuesta fue un amago de guerra civil en la que Hezbolá volvió a demostrar, por si cabía alguna duda, que dispone del mejor ejército.

 

La Liga Árabe se sintió obligada a intervenir, ante la posibilidad de que la crisis desembocara en la reapertura de la guerra civil, con consecuencias previsiblemente negativas para la comunidad sunita, de la que se siente protectora. Su rechazo a Hezbolá quedó patente durante el conflicto con Israel, cuando apoyaron al Estado judío en la confianza de que haría con los chiítas lo mismo que con ellos en anteriores ocasiones. La decepción fue grande ante la desigualdad de trato. Ahora cabía esperar que forzaran al "Partido de Dios" a ceder posiciones en la cumbre de Doha, pero lo que ha ocurrido ha sido lo contrario. La Liga Árabe ha demostrado una vez más su debilidad. Se ha limitado a dejar constancia del triunfo iraní, reconociendo a Hezbolá el derecho de veto sobre la política gubernamental. Exactamente lo que el Gobierno de Teherán y sus dirigentes buscaban desde hacía años.

 

Árabes y occidentales han acabado de la mano asumiendo su impotencia ante la injerencia iraní en el Líbano. El proceso democratizador está muerto y el Líbano se encamina hacia un cambio de régimen con el que finalmente se reconozca la hegemonía chiíta, bajo un Gobierno islamista y autoritario.

 

Tras estas concesiones ¿cómo podemos esperar que Irán ponga freno a sus intervenciones internacionales o a su programa nuclear? ¿Por qué el vencedor se va a doblegar ante la voluntad del vencido?

 

GEES

Libertad Digital nº 1483, 30 de mayo de 2008

Miedo al islam

Miedo al islam

Europa es una sociedad atemorizada. Cuando se ha sabido que el parlamentario holandés y líder del Partido de la Libertad Geert Wilders pensaba hacer pública su película «Fitna», en la que denuncia las enseñanzas del Corán por totalitarias e incitadoras de la discriminación, la sumisión y la violencia, los socios europeos se han mostrado indignados con este nuevo acto «de provocación». ¿No había ido Javier Solana en peregrinación a los países árabes después del «affaire» de las caricaturas de Mahoma para prometerles que no se iba a repetir nada como eso?

 

Los europeos tienen razón en una cosa, no obstante: «Fitna» provocará una reacción por parte de los radicales islámicos. Pero no por la película, sino porque ellos son violentos y están dispuestos a emplear la fuerza a fin de no tolerar nada que consideren ofensivo.

 

Hay dos problemas: el primero, que existe un principio hasta hora bien arraigado en nuestra cultura que se llama derecho a la libre expresión, por el cual cada cual tiene garantizado que puede decir cuanto quiera siempre y cuando lo haga pacíficamente y, además, quede sujeto al ordenamiento legal por si sus palabras fueran ofensivas o punibles; el segundo, que la autocensura por miedo a la reacción del otro se llama, en este caso, apaciguamiento, una actitud que históricamente nunca ha traído más que sufrimiento a la larga.

 

La sensibilidad de los islamistas radicales ha llegado a tal grado, que se critica al Papa por lo que dice y por lo que hace. La última, el bautizo de Magdi Allam, el periodista italiano de origen egipcio que ha abandonado el islam para convertirse al catolicismo. Y es tal el temor a lo que nos puedan hacer, que ya cuentan con potentes corifeos políticos y mediáticos que corren a condenar como provocación cualquier autoafirmación de nuestra identidad.

 

Magdi Allam viene a Madrid en unos días precisamente para hablar de su libro «Vencer el miedo». Lo tendrá que hacer con un fuerte dispositivo policial, desgraciadamente. Claro que Salman Rushdie lleva años así.

 

Rafael L. Bardají

ABC, 28 de marzo de 2008

 

El ayatolá Jamenei, nada menos que todo un feminista

El ayatolá Jamenei, nada menos que todo un feminista

El ayatolá Alí Jamenei, Guía Supremo de la Revolución, ha afirmado en fechas recientes que Occidente "maltrata a la mujer", mientras que la República Islámica de Islam las "honra". ¿Qué prueba esgrimió para ello? Pues que el islam las obliga a cubrirse con el hiyab. Las mujeres veladas son completamente invisibles para el hombre de la calle, que así no se excita y, por tanto, no viola a todas las que se le ponen por delante. Palabra de Jamenei.

 

El Gran Ayatolá se ha revelado un feminista de marca mayor, y no lo digo en broma. Sus puntos de vista coinciden ce por be con los de, por ejemplo, Ann Chamberlain, autora de A History of Women's Seclusion in the Middle East (Una historia del aislamiento de la mujer en Oriente Medio), donde sostiene que las occidentales que tratan de buscar un sitio en espacios antes reservados a los varones son mucho más "conservadoras" y "patriarcales" que las musulmanas que llevan el velo y observan el purdah.

 

Para Chamberlain, ese espacio exclusivo para las mujeres es equivalente a las protestas antipatriarcales y a los movimientos feministas de resistencia. Por otro lado, esta autora dice que en el Oriente Medio pagano las esclavas eran obligadas a trabajar desnudas y a estar en todo momento sexualmente receptivas, por lo que las mujeres obligadas a llevar velo y observar el purdah están más seguras que aquéllas. Las mujeres sanas lucen el velo, que es una declaración de fortaleza e inaccesibilidad.

 

¿Está el Guía Supremo de la Revolución iraní en comunicación telepática con Ann Chamberlain? "Jamenei informó a los estudiantes iraníes de que, de acuerdo con la versión iraní del islam, a las mujeres pobres se les obliga a ocultar el rostro y el cuerpo entero con el objeto de honrarlas y de que su vestimenta esté en consonancia con el estilo adoptado por las aristócratas", ha relatado Terence P. Jeffrey, de la CBN. "Esta medida, añadió el ayatolá, se sigue de la conclusión de que los hombres albergan un 'deseo innato de violencia sexual'. 'En el antiguo Irán, las aristócratas solían llevar el hiyab, a diferencia de lo que ocurría con las mujeres de los estratos inferiores, pero el islam rechazó ese tipo de discriminación', añadió. Asimismo, explicó de esta manera por qué las mujeres han de llevar el hiyab: 'En otras palabras, queremos honrar a todas las mujeres. Esto es lo que dice el islam. Ahora, ellos [Occidente] se comportan como si nosotros estuviéramos haciendo lo malo y ellos lo bueno. Pero se equivocan, y han de dar cuenta de por qué tratan a la mujer como un producto para la satisfacción de su lujuria'".

 

Entre las formas de "deshonrar" a la mujer, el ayatolá Jamenei no cuenta (probablemente ni se le pasa por la cabeza algo por el estilo) la poligamia, los matrimonios temporales o la lapidación de presuntas víctimas de una violación. Él prefiere hablar del empleo que se hace en Occidente de mujeres desnudas (¡ese pelo al aire, esos codos sin cubrir!) para vender determinados productos, así como de la negativa a que las mujeres lleven el velo en las universidades. También destaca que, según estadísticas recién recopiladas, un tercio de los occidentales pega a las mujeres. De acuerdo con una encuesta reciente, entre el 12 y el 16% de las mujeres residentes en Europa recibe palizas en casa. ¿Se disparará tal cifra cuando se incluya en los sondeos a los países del Tercer Mundo?

 

Me pregunto qué porcentajes arrojarán las estadísticas iraníes. ¿Quizá un 90%? Puede que las abayas no sean lo suficientemente gruesas, lo suficientemente oscuras, lo suficientemente asfixiantes. Por cierto: ya estamos viendo a los gobernantes iraníes insistir en que las mujeres no naden en piscinas públicas, o que lo hagan por separado, o que se enfunden para la ocasión trajes que las cubran por completo. Ya hay ropas especiales para montar en bicicleta. ¿Qué será lo próximo, obligarlas a llevar velos en las pestañas? ¿O quizá taparlas la cara de una maldita vez?

 

Atienda un momento, señor Jamenei: cuando se deja tan poco espacio para la imaginación, una mujer cubierta de pies a cabeza puede ser muy excitante para más de un gilipollas. Así pues, ¿por qué no imponer toques de queda masculinos, como propuso un buen día Golda Meir? Todo parece indicar que el problema está en los hombres, no en las mujeres.

 

PHYLLIS CHESLER, psiquiatra y autora de libros como THE NEW ANTI-SEMITISM.

 

Libertad digital, suplemento Ideas, 12 de marzo de 2008

Los Talibanes de Chad entran en la capital mientras Occidente duerme

Los Talibanes de Chad entran en la capital mientras Occidente duerme

(Publicado en World Defense Review, 3 de febrero de 2008)


2 de febrero de 2008: mientras los americanos debaten quién puede confrontar mejor a los jihadistas, o al menos evitar sus ofensivas en todo el mundo, de entre sus candidatos a las primarias, fuerzas jihadistas en ciernes han invadido en cuestión de un día un país africano (bajo protección europea), una localización clave para las próximas misiones de paz de Darfur.

 

En menos de 12 horas, la llamada oposición armada del Chad cruzaba todo el país desde sus fronteras orientales con el Sudán del gobierno islamista, hasta su capital N 'Djamena, pasando por el noreste de Nigeria. Las informaciones mencionan feroces batallas alrededor del palacio presidencial y en los aledaños de la ciudad. Pero en esta etapa, las consecuencias geopolíticas son cruciales para las próximas fases, local, regional e internacionalmente. La idea central es que en cuestión de un día, lo que podría convertirse en los futuros Talibanes de Chad han marcado una victoria estratégica no solamente contra el gobierno del país (que se suponía respaldaba los planes de la ONU para salvar Darfur en Sudán) sino también contra los esfuerzos de la Unión Africana y la Unión Europea por contener al régimen sudanés y detener el genocidio. La ofensiva de ahora, al margen de próximos avances, ya ha alterado la geopolítica de África. Desbancando a Occidente y los africanos, esos regímenes y fuerzas tras la "oposición" han demostrado que son implacables en su campaña contra los derechos humanos y la autodeterminación del continente. Pero lo que es más importante, los sucesos del día demuestran lo poco preparados que están europeos y americanos en comparación con regímenes jihadistas que a primera vista parecen débiles pero que son altamente capaces de sorprender y dar al traste con los esfuerzos occidentales de contención.

 

El sábado 2 de febrero del 2008, mientras el Presidente francés Nicolas Sarkozy se casaba en París y los americanos compraban comida para disfrutar de la “Super Bowl” el domingo, fuerzas militares de respaldo jihadista lanzaban un ataque a través del Chad utilizando un millar de vehículos todoterreno armados. Alcanzaban la capital en cuestión de pocas horas y comenzaban a enfrentarse al ejército chadiano aislando al Presidente en su palacio y declarando la victoria ante medios internacionales. La denominada "oposición" dispone de un "alto mando militar" unificado que incluye a la Unión de Fuerzas para la Democracia (UFDD), encabezada por Mahamat Nouri, la Unión de Fuerzas para el Cambio (RFC), encabezada por Timane Erdimi, y el UFDD-Fundamental, encabezado por Abdelwahid Aboud Mackaye. A primera vista, un observador sin experiencia concluiría que este es un país africano más con problemas, con un puñado de "separatistas", "rebeldes" o "insurgentes". La realidad no es tan simple. Estas fuerzas han sido respaldadas por el régimen jihadista de Jartoum y parte de su financiación - según el gobierno de Chad - ha sido enviada desde Arabia Saudí.

 

En el centro de la confrontación se encuentra Darfur. Esta provincia musulmana negra dentro de Sudán viene siendo víctima de genocidio a manos de fuerzas árabes fundamentalistas conocidas como los Janjaweed, respaldadas esencialmente por el régimen de Sudán. El pueblo de Darfur se resiste a la "arabización" forzosa - convertida en limpieza étnica - a manos de los Janjaweed. Tanto del vecino Chad como Naciones Unidas llegaron desde 2005 en ayuda de Darfur. A su vez, los salafistas y los wahabíes de la región llegaron en ayuda del régimen de Sudán contra los africanos y Occidente. Francia envió algunas unidades militares a Chad y enseguida se montó una “Eurofor” (Fuerza Europea) bajo auspicios de la ONU para enviarse a las fronteras entre Sudán y Chad con el fin de ayudar a los refugiados de Darfur. Los islamistas de Jartoum se opusieron a la iniciativa internacional y parecen contar - aunque discretamente - con el respaldo de los círculos wahabíes de Arabia Saudí, pero también con los regímenes de Siria e Irán. De ahí que el campo de batalla de Darfur se haya convertido en el frente entre la comunidad internacional y los extraños compañeros de cama del eje jihadista.

 

Utilizando la clásica doctrina del Khid'aa (o engaño) el régimen de Jartoum ganaba tanto tiempo como le fue necesario para armar y entrenar a "los rebeldes" dentro de Chad. El equipo utilizado por las milicias ha sido comprado en cuestión de pocos meses y se abrieron "oficinas" en varios países de la región. Los dividendos del petróleo han ido rápidamente a los futuros Talibanes de Chad y su entrenamiento político y mediático fue intensivo. Todo lo que tuvo que hacer el régimen sudanés para abortar las inminentes operaciones de la ONU en Darfur fue desestabilizar el sustrato desde el que se iban a lanzar estas operaciones: el Chad. La pregunta no es cómo concibieron esto los jihadistas con tanta inteligencia, sino cómo es que los estrategas de Washington y París no lo predijeron. Aunque fue muy simple: los movimientos sobre el terreno dentro de Chad y la intensa actividad mediática de apoyo fue proyectada durante meses en Al Yazira con bastante antelación. Cómo no han visto venir la amenaza a los aliados atlantistas es sobrecogedor.

 

Que los sistemas internacionales y occidentales de defensa hayan fracasado estrepitosamente en detectar y monitorizar el movimiento de miles de efectivos armados que ingresan en un país aliado procedentes de una frontera abierta es alarmante. Estados Unidos acaba de organizar un Alto Mando Africano - respaldado por las tecnologías más avanzadas en todo el mundo - y el ejército francés dispone de un destacamento en Faya Largau, así como de un escuadrón de cazas en la capital preparados para despegar. ¿Hubo dejadez? ¿Ha habido un acuerdo entre bambalinas con Darfur? Lo veremos. Sin embargo, el suceso más interesante -- junto al ataque de las milicias -- ha sido la preparación de la maquinaria propagandística jihadista. Sorprendentemente, mientras las fuerzas de la "oposición" alcanzaban N'Djamena, el ministril de lo que podría convertirse en el futuro régimen Talibán de Chad, Jibrin Issa, aparecía confortablemente sentado en los estudios centrales de Al Yazira en Qatar. Obviamente no fue transportado de manera improvisada desde África hasta el Golfo Pérsico a petición del departamento de invitados de la cadena de financiación qatarí como reacción a la ofensiva. Ya se encontraba en la cadena - o al menos en Qatar - cuando comenzó la ofensiva. Llamativamente, el caballero vestía un traje occidental clásico de ejecutivo y aparecía afeitado al milímetro. La estrategia de relaciones públicas consiste en demostrar al mundo, Francia y Estados Unidos incluidos, que las fuerzas que se ciernen sobre su aliado no son una delegación de los Tribunales Islámicos de Somalia ni una milicia de orientación Talibán. La jugada es proteger este golpe de estado como algo "nacional" contra "la corrupción” y el resto de la letanía, aburriendo así al público occidental medio.

 

Issa siguió el guión al milímetro hasta un punto en el que la realidad afloró de golpe. A primera vista, mientras escuchaba su impecable árabe, me preguntaba porqué tiene este acento de la Península Arábiga y deja colgando de manera mecánica las oraciones. Es extraño escuchar a "un ministro" africano de un futuro régimen en el Chad practicando un impecable árabe, pero puede pasar. A menos que, al final de su entrevista, cometa un error imperdonable. Sin ningún motivo, empezó a agradecer al "valiente mando de la República Islámica de Sudán", el General Omar al Bashir (el cabeza del régimen responsable del genocidio de Darfur) su ayuda al "movimiento", y empezó a deshacerse en elogios hacia "su alteza el sirviente de los dos lugares sagrados" (léase el monarca saudí) por su apoyo (al movimiento, obviamente). De pronto, y para frustración del presentador de Al Yazira cuya jugada quedaba en evidencia, se unieron los puntos. Realmente es una operación de respaldo sudanés encaminada a cambiar al régimen de Chad y respaldada por los círculos wahabíes, una maniobra preventiva concebida para frustrar la futura operación humanitaria en Darfur. Los jihadistas, los reyes de la estrategia, lograban otra victoria. Para impedir una maniobra de la ONU contra uno de sus regímenes (Sudán) expulsaban al gobierno que había accedido a ayudar a Occidente y la ONU. En mi opinión fue altamente predecible. Pero el fracaso de Occidente a la hora de predecirlo es altamente cuestionable.

 

Los próximos días podrían modelar o remodelar el escenario en el Chad y la dirección de los sucesos podría conducir a más cambios dramáticos en el escenario político de África. Si Washington y París se lavan las manos, los futuros Talibanes chadianos consolidarán su poder aún más hasta el Sahara. La operación de Darfur estará sentenciada. Si el ejército de Chad y la comunidad internacional intervienen, el estatus quo anterior podría ser restaurado. También se predice que la "oposición" se va a emplear a fondo en cuestiones de imagen. Intentará ocultar de cualquier manera la identidad "jihadista" inmediatamente. Además, no todos los componentes de la "oposición" son de tipo Talibán. Cuando la oposición se asiente en la capital, los islamistas comenzarán a crecer lentamente y decapitarán estratégicamente a sus aliados al estilo Afganistán. Aún es muy pronto para decirlo.

 

Por ahora, los americanos están ocupados viendo el juego desde la grada, nominando candidatos y evaluándolos en materia de cuál tienen las mejores credenciales para ganar la guerra contra el terror. En Francia el debate trata de dónde pasó su luna de miel la pareja presidencial. Admitámoslo, los estrategas jihadistas lo tienen fácil. Un país más ha caído camino de Constantinopla.

 

 

 

 

Por Dr. Walid Phares; experto en terrorismo, fundamentalismo islámico y movimientos yihadistas. Es miembro decano de la Fundación de la Defensa de las Democracias y escribe en publicaciones especializadas como Global Affairs, Middle East Quarterly, and Journal of South Asian and Middle East Studies además de para diversos periódicos de renombre mundial y de opinar para medios como CNN, MSNBC, NBC, CBS, ABC, PBS y BBC.

 

Colaboraciones nº 2196   |  28 de Febrero de 2008

GEES, 28 de febrero de 2008

Realismo y esperanza

Realismo y esperanza

El próximo 4 de marzo llegarán al Vaticano tres representantes del grupo de 138 sabios musulmanes, firmantes de la carta titulada “Una palabra común entre nosotros y vosotros”, que planteaba a los jefes de las Iglesias cristianas (con el Papa en primer término) un camino de diálogo sobre la base del doble mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Se trata de preparar un próximo encuentro en Roma al más alto nivel, para dar cauce a un diálogo que Benedicto XVI considera trascendental para el futuro.

 

En la vigilia de esta avanzadilla, el islamólogo jesuita Khalil Samir ha concedido una significativa entrevista al diario Avvenire, de la Conferencia Episcopal Italiana. No es un secreto que Samir es una de las voces más escuchadas por el Papa en lo referente a las relaciones con el islam, como tampoco lo es que ha expresado sus reservas ante el alegre vuelo de campanas que se produjo en muchos medios católicos tras la carta de los 138. Samir tiene una familiaridad sin complejos con el islam, en cuyo contexto ha nacido. No se apunta a los estereotipos de cierto occidentalismo esquemático, pero señala con agudeza la diferencia genética entre cristianismo e islam, y no se hace falsas ilusiones sobre las posibilidades reales de que en un contexto islámico se asienten las libertades y los derechos fundamentales.

 

En la mencionada entrevista, Samir reconoce limpiamente el valor y la novedad que supone este paso en el diálogo de la Iglesia con el islam (diálogo, por otra parte, indispensable): se trata de la primera vez que un grupo muy cualificado y plural de líderes musulmanes expresa públicamente una sintonía y un aprecio sincero hacia el cristianismo. Ahora bien, para no recaer en viejos errores (que Benedicto XVI trató de cancelar con su discurso de Ratisbona) es necesario afrontar seriamente una serie de núcleos como el respeto de la dignidad de toda persona, la libertad religiosa efectiva, el conocimiento objetivo y el respeto de la fe del otro, y la educación de los jóvenes para evitar que caigan en las redes de la violencia. Son cuestiones que afectan dramáticamente al momento presente, y como ejemplos de los últimos días baste señalar la detención de un sacerdote en Argelia por celebrar misa en un campamento de inmigrantes subsaharianos, el proyecto de ley iraní que pretende castigar con la muerte a quienes abandonen el islam, o el creciente reclutamiento de jóvenes terroristas en las madrasas de Pakistán

 

Samir ilustra la preocupación de la Santa Sede al subrayar que es preciso declinar la afirmación del amor a Dios y al prójimo en términos concretos: “¿puedo amar a mi enemigo?, ¿puedo amar al pecador, que ha transgredido la ley divina?, o ¿puedo amar a quien ha cambiado de religión, es decir, el apóstata?”. El problema “no consiste en teorizar el amor a Dios y a los hombres, sino en comprender cómo podemos vivir juntos permaneciendo diversos, cómo aceptar la diferencia sin demonizarla”. En definitiva, aquí aparece como trasfondo una vez más cuanto dijo Benedicto XVI en Ratisbona sobre la necesidad de la recíproca apertura entre fe y razón.

 

Es importante subrayar que, si bien los 138 firmantes proceden de 43 naciones y de las distintas escuelas islámicas, no se les puede considerar “representantes” ni de las unas ni de las otras. Y como advierte Samir, cualquiera, en nombre también del islam, podría plantear objeciones de fondo a lo que han manifestado en su carta.

 

Así pues, ¿un jarro de agua fría? En absoluto. Cuando el periodista insinúa que así las cosas hay muchos motivos para ser escépticos, Samir responde que “debemos ser realistas como ha pedido el Santo Padre, realistas y confiados en la buena voluntad de los hombres y en la obra del Espíritu que no dejará de iluminarlos”. Se trata de iniciar un nuevo camino con realismo, paciencia y buena voluntad, un camino en el que pueda madurar un vínculo duradero que pueda irradiar sus frutos. Será una tarea de varias generaciones, pero urge comenzar ya.

 

José Luis Restán

Páginas Digital, 28 de febrero de 2008

Progresía totalitaria

Progresía totalitaria

Supongo que lo que más desazón me causa al escuchar los exabruptos que cierta parte de la izquierda lanza habitualmente contra la Conferencia Episcopal, contra el PP, contra la AVT, contra la Cope... es la convicción de que recurren al exabrupto sencillamente porque no pueden recurrir a otra cosa. Escuchando los excesos verbales de estos sujetos, uno se da cuenta de que, si en su mano estuviera, someterían a todos los que no opinamos como ellos a un programa de reeducación ideológica. Si por ellos fuera, el glorioso invento soviético de las clínicas psiquiátricas para disidentes sería rescatado y financiado con cargo a los presupuestos generales del estado. Si tuvieran la más mínima oportunidad, aplicarían la eutanasia activa a todo aquel que mostrara síntomas equívocos o inequívocos de padecer la enfermedad mental del liberalismo, o del catolicismo, o de la simple neutralidad política.

 

Lo preocupante no es que un alevín de chequista diga que habría que disolver la Conferencia Episcopal: lo verdaderamente preocupante es que ese chequista en ciernes, si tuviera la oportunidad de hacerlo, la disolvería. Igual que no es preocupante que otra admiradora de Mengele diga que habría que "sedar" a Esperanza Aguirre: lo preocupante es la sospecha de que habría muchos autotitulados progres que serían perfectamente capaces de clavar ellos mismos la jeringuilla. De la misma forma que no es preocupante que otro majadero afirme que sería una pena que tuviera que pasar otro 11-M para que la gente se movilice y vote contra la derecha: lo verdaderamente terrible es que este tipo de frase le lleva a uno a preguntarse si habría algún aspirante a genocida dispuesto a poner él mismo las bombas para que la izquierda pudiera ganar las elecciones.

 

En el fondo, se trata de un problema de convicción democrática. Existe una parte no pequeña de la izquierda española para la que la democracia no tiene ningún valor intrínseco: para ellos es sólo un instrumento válido en tanto les permita obtener el poder y ejercerlo. El que Aznar o Bush ganen las elecciones no otorga, desde este punto de vista, ninguna legitimidad a sus decisiones, porque tan sólo es legítimo para la progresía aquello que la progresía decida que es legítimo. Si una mayoría de ciudadanos otorga su confianza a la odiada derecha, eso sólo quiere decir que no se dan las condiciones objetivas para que esos ciudadanos perciban la auténtica realidad, que no es otra que la innata maldad de esa derecha a la que nadie bienintencionado podría votar.

 

Dentro de ese esquema mental, las opiniones discrepantes no son algo a rebatir, sino a erradicar. Y si no hay forma de obtener el poder y de anular al discrepante por métodos democráticos, cualquier otro método resulta perfectamente válido. De ahí las llamadas a disolver conferencias episcopales, a aplicar sedaciones terminales a los políticos conservadores o a movilizarse contra la derecha aunque sea a golpe de onceemes.

 

De ahí también que esa progresía no sienta ninguna repugnancia frente a aberraciones morales como la negociación con terroristas, porque la bondad o maldad de las acciones (en este caso, de los asesinatos de ETA) no depende de la propia naturaleza de esos actos, sino de sus objetivos. No es lo mismo, según el catecismo laico de la progresía, el asesinato cometido por ETA que el cometido por la Triple A, porque ambas organizaciones persiguen fines distintos y esos fines determinan la "utilidad" de esos crímenes. Lo peor que ETA tiene para la progresía es que con sus asesinatos podría llegar a reforzar electoralmente a la derecha. Y eso sí que es imperdonable.

 

A la hora de juzgar un asesinato, a la progresía ni siquiera le importa quiénes sean las víctimas: sólo importa quién es el verdugo. Si el verdugo lucha contra la odiada derecha, todo puede llegar a ser disculpable. Incluso que se asesine a trabajadores, a políticos de izquierda o a magistrados teóricamente progresistas.

 

Es ése, y no otro, por ejemplo, el resorte mental que hemos visto activarse en el caso de las muertes masivas en las urgencias del Hospital de Leganés: "¿No abomina la Iglesia de la eutanasia? Entonces debemos defender la causa de la eutanasia. ¿No está el doctor Montes luchando por esa causa? Pues entonces es uno de los nuestros". Una vez alcanzada esa conclusión, ¿qué le importa a la progresía que a algunos enfermos del Hospital de Leganés les aplicaran una dosis letal de sedantes sin venir a cuento y sin consultarles? ¿Qué importa que las muertes se redujeran drásticamente después de la destitución del doctor Montes? ¿Qué más da que Leganés sea una ciudad con una población mayoritariamente trabajadora? Todo eso es irrelevante, porque ellos no analizan el problema desde el punto de vista moral, sino desde la óptica de esa lucha a muerte entre los buenos (ellos) y los malos (todos los demás). Dentro de esa dinámica, las víctimas son asumibles, sean éstas quienes sean.

 

Ni siquiera importa tampoco, a la hora de enjuiciar un hecho, lo que la Ley determine. Porque la Ley es, de nuevo, y al igual que sucede con la propia Democracia, un instrumento que se debe usar cuando convenga y se puede ignorar cuando represente un obstáculo. Para la progresía, el que algo sea legal resulta completamente irrelevante a la hora de determinar si es legítimo.

 

Lo que nos jugamos en las elecciones del 9 de marzo no es una alternancia entre la izquierda y la derecha, sino algo mucho más profundo. Nos jugamos el modelo de sociedad en el que queremos vivir. ¿Queremos vivir en un país donde todo el mundo tenga derecho a opinar lo que le parezca, donde todas las opiniones sean legítimas, donde la discrepancia sea vista como algo consustancial a la propia democracia y donde sólo la Ley establezca los límites a lo que puede o no hacerse? Ésa es la pregunta fundamental que tendremos que responder con nuestro voto. En las próximas elecciones generales habrá que optar entre quienes admiten por principio que otros puedan discrepar y no conciben más armas que la palabra para encarar la lucha política, y quienes por principio no admiten que puedan existir otras opiniones y consideran que cualquier medio es legítimo, incluida la violencia, para alcanzar el objetivo político marcado.

 

Por desgracia para todos, pero principalmente para la izquierda, hay una parte de la izquierda española que no comprende ni poco ni mucho lo que significa vivir en democracia, porque no llegó en su día a efectuar la Transición. Y ya es hora de exigirla que la efectúe. Y que aprenda que vivir en democracia significa que el que no opina como tú tiene tanto derecho como tú a opinar y a gobernar.

 

Ya es hora de que la izquierda se sacuda el yugo de la progresía totalitaria.

 

Luis del Pino

Libertad Digital, 4 de febrero de 2008

 

Los islamistas europeos a favor de la yihad o guerra santa

Los islamistas europeos a favor de la yihad o guerra santa Hasta 400 organizaciones islámicas de una treintena de países europeos han unido sus fuerzas en Bruselas para presentar un documento de 26 puntos en el que definen qué significa ser musulmán en Europa.

Con la llamada Carta de los musulmanes europeos, las organizaciones radicales pretenden combatir lo que ellos denominan  ‘prejuicios a los que se enfrenta la comunidad musulmana, fomentar la participación política y social y servir de referencia a los cerca de 20 millones de musulmanes que viven en Europa’.

Siete años ha tardado la Federación de Organizaciones Islámicas de Europa (FIOE por sus siglas en francés) en dar con un texto del agrado de todos los firmantes.

 

La Carta destaca el derecho de los musulmanes a levantar mezquitas y a practicar la religión a través de cuestiones cotidianas, como la vestimenta o la alimentación, en alusión al velo y a la comida Halal. Entienden la yihad [guerra santa] como “uno de los medios de los que dispone cualquier Estado soberano cuando necesita defenderse de una agresión”.

 

“Queremos que la opinión pública europea sepa cuál es la posición de los musulmanes europeos”, explicó Fouad Alaoui, vicepresidente de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia, vinculada a los islamo-estalinistas Hermanos Musulmanes de Egipto. Alaoui estima que la inmensa mayoría de los musulmanes europeos respaldan el texto. Los representantes de la FIOE calculan que las organizaciones que apoyan la Carta representan en torno a un cuarto de los musulmanes que viven en Europa.

 

Para Karim Chemlal, presidente de la Liga de Musulmanes de Bélgica, uno de los mayores problemas es “la infrarrepresentación de los musulmanes en la política europea”, debida, a su juicio, a la “discriminación” a la que se ve sometida su comunidad religiosa.

 

Minuto Digital, 13 de enero de 2008