La guerra jihadista contra la India
Los expertos hindúes y las fuentes de seguridad están seguros de que un jihadista hindú, Daoud Ibrahim, está probablemente detrás de la organización de los ataques terroristas de Mumbai, igual que está acusado de tener un largo historial de acciones similares. Ibrahim es un musulmán hindú que siguió la ideología islamista y se comprometió a emprender la jihad contra los hindúes y el Estado de la India. Se cree que en el pasado juró su Bay'a (compromiso de fidelidad) a Osama Bin Laden. Ibrahim tiene redes jihadistas dentro de la India y está relacionado con organizaciones islamistas de Cachemira a ambos lados de la frontera con Pakistán.
El principal "movimiento", que empieza en Pakistán y se extiende por el interior de la provincia hindú de Cachemira es el Laskar-e-Taiba, que fue fundado a finales de los años 80 por Hafiz Mohammad Saeed. Laskar-e-Taiba significa presuntamente "Los soldados del Puro". También podría significar lingüísticamente "los Buenos soldados" o "Los mejores soldados", en referencia a ellos como la vanguardia de los muyahidínes de la región. En realidad, los "Laskars" son una forma de Talibanes en Cachemira cuyo objetivo es establecer un emirato en la provincia hindú de Cachemira antes de unir fuerzas con los islamistas de Pakistán y los Talibanes de Afganistán para crear un "Principado Jihadista" masivo y poderoso al sur de Asia, que se extienda desde Irán a China.
La Laskar Taiba se encuentra bajo los auspicios ideológicos de una fundación de corte wahabí en Pakistán, la Markaz Dawa ul-Irshad, creada también a finales de los años 80. Algunas informaciones concluyen que la "Dawa" es el barco nodriza, mientras que la "Laskar" es el ejército, uno de sus brazos armados. En la jungla del fundamentalismo del sur de Asia, las redes están entremezcladas, pero bien conectadas entre sí. Los jihadistas Salafi-Tablighi de Pakistán y sus homólogos en la India tienen dos enemigos: uno estratégico y el otro un enemigo interino. El Estado de la India es visto como un enemigo que obstruye la independencia de Cachemira y el establecimiento de un emirato. Al igual que en el caso de Chechenia, los islamistas secuestran la "causa étnica" y la transforman en masacre jihadista. La "Laskar" y sus partidarios dentro de Cachemira y el resto de la India han desplazado en realidad el centro de su lucha de la separación clásica de la India al establecimiento de un régimen Talibán en el norte de la India, cuyo objetivo real sería radicalizar a la fuerte comunidad musulmana de 100 millones de personas en la India. Las informaciones indican que esta penetración es ahora representada por el Movimiento de Estudiantes Islámicos de la India (SIMI), acusado por fuentes hindúes de ser una asociación de la Laskar. De ahí que el tema de la "Talibanización" de la India se haya convertido en la principal amenaza para la India y por efecto de rebote, también para el Presidente de Pakistán Musharref, puesto que el segundo enemigo interno para la suma de todo los jihadistas desde Waziristán a Cachemira no es otro que el presidente de Pakistán. Ellos creen que "él no ayuda lo bastante contra la India", como afirman en sus páginas web y, obviamente, en Al-Jazira.
Pero sobre las nubes del magma hindú-paquistaní, Osama Bin Laden ha decretado sus fatwas mortales contra el "infiel" del sur de Asia. En sus cuatro últimos mensajes al menos - grabaciones de audio o de vídeo - difundidos en Al-Jazira o colocados en la página web al Sahhab, Osama bin Laden y Zawahiri criticaban a los hindúes como un enemigo a aborrecer. Lanzando acusaciones contra el billón de hindúes del subcontinente, sin distinguir entre gobiernos e individuos, los jihadistas jefes ordenaban a sus huestes que derramaran la sangre de las masas hindúes con argumentos ideológicos.
De nuevo aquí, después de Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Rusia y otras naciones objetivo del terrorismo, la India tendrá que declarar la identidad de los criminales, no sólo en términos de sus nombres y los nombres de sus organizaciones, sino el nombre de su ideología y su contenido. Contra más expanden sus sangrientas fronteras los jihadistas contra la comunidad internacional, más se aíslan a sí mismos entre "infieles" y musulmanes por igual.
¿Pero qué puede y debe hacer la India para contrarrestar la guerra jihadista contra sus ciudades? Cualquier observador puede predecir que los trenes de Mumbai no serán los últimos en ser atacados en el futuro. La penetración en el segundo país más grande del mundo es profunda y extensa, y por encima de todo, está respaldada a lo largo de la frontera por los poderosos fundamentalistas de Pakistán. Según los informes, casi todo puesto en el principal bazar de toda ciudad - grande pequeña - de Pakistán tiene una caja de donativos para la Lashkar destinada a recaudar fondos para "la lucha en Cachemira". El grupo fue prohibido en la práctica por el gobierno en el 2002; sin embargo, aún opera por todo el país, dentro de Cachemira, y ahora ha extendido sus tentáculos en lo profundo de la India. Los segundos pueden tratar con las ramas dentro de las muchas provincias de la India, pero las raíces están hundidas profundamente y son abonadas dentro de Pakistán.
De ahí que el presidente paquistaní Musharref tenga que presionar desde Occidente y el gobierno hindú desde Oriente para contener y aislar a la red terrorista jihadista. ¿Pero sabe estar el presidente paquistaní a la altura de la misión?
Inmediatamente después de los ataques, el General Musharref y su Ministro de Exteriores denunciaban "el acto repulsivo". Esto era lo adecuado para enfriar las relaciones India-Pakistán ¿Pero cruzaría la línea el comandante en jefe del Ejército Paquistaní y cargaría contra la Laskar-e-Taiba dentro de su propio país? Es una necesidad muy arriesgada, a la vista del sólido atrincheramiento de los jihadistas en el segundo país musulmán más grande del mundo. Al este, en la frontera con Afganistán, las tribus Pashtún talibanas controlan Waziristán, donde se cree que se esconde Osama bin Laden. Al oeste, a lo largo de la frontera con la India, se extiende la Laskar. En el centro y en el interior de las grandes ciudades conspiran los partidos islamistas del país, intimidando a los partidos seculares una vez influyentes. En medio, se encuentra Musharref con su ejército. La cuestión tiene que ver con la influencia islamista dentro del Ejército y el servicio de Inteligencia. Hace unos cuantos meses, un ex alto mando de las fuerzas armadas advertía en una página web, "Musharref haría mejor en retirar sus tropas de Waziristán si no quiere ver explotar la intifada".
Al-Qaeda, la directiva de la Dawa, la Laskar y sus aliados dentro de la India comprenden esta geografía mortal. Juegan al cobarde tanto con Pakistán como con la India, manipulando a uno contra el otro. El ataque dentro de la India fue una orden estratégica procedente del alto mando jihadista con la esperanza de presionar a Delhi para responder contra el propio Pakistán, y a Islamabad para responder a la respuesta de la India. Está claro que bin Laden quiere una guerra más amplia entre estas dos potencias nucleares del subcontinente asiático. Y cree que puede provocar esa guerra atacando las ciudades de la India.
Este es el motivo por el que creo que vendrán más ataques.
Y finalmente, para relacionarlo en casa, ¿dónde está la conexión americana? ¿Hay una? Los diplomáticos americanos, por supuesto, tienen que seguir las tensiones entre las dos potencias nucleares de la India y Pakistán, como ya están haciendo. Pero la [Agencia de] Seguridad Nacional norteamericana tiene que ser consciente de estos ataques contra Mumbai, puesto que la Laskar Taibe no es ajena a nuestras costas. Apenas hace tres años, un grupo jihadista conocido como "la célula de Paintball de Virginia" se entrenaba para "extender el apoyo a la Laskar e Taiba". En realidad, a 60 millas del centro de Washington, un buen número de creyentes en la jihad americanos de nacimiento y seguidores de la ideología de al-Qaeda se entrenaban en combate urbano. Entré ellos se encontraba un tal Ismael Royer, de CAIR, que ahora está encarcelado como parte de una conspiración jihadista contra los infieles.
Si una célula de la Laskar-e-Taiba se preparaba para el terror a poca distancia de la capital norteamericana, nadie puede garantizar que los amos de la jihad no den algún día órdenes de descarrilar también trenes americanos.
Por Walid Phares
Colaboraciones nº 1102 | 20 de Julio de 2006
El Dr. Walid Phares es un experto en terrorismo, fundamentalismo islámico y movimientos yihadistas. Es miembro decano de la Fundación de la Defensa de las Democracias y escribe en publicaciones especializadas como Global Affairs, Middle East Quarterly, and Journal of South Asian and Middle East Studies además de para diversos periódicos de renombre mundial y de opinar para medios como CNN, MSNBC, NBC, CBS, ABC, PBS y BBC.
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