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Políticamente... conservador

Conservadores USA

En los Estados Unidos, el mundo liberal se opone, casi también geográficamente, al mundo conservador que puebla el mundo, la red zone del Midwest. Es el mundo con predominio protestante, y en gran parte católico, que ha permitido la reelección de Bush, que tiene la intención de defender e incrementar valores como la defensa de la religión protestante, la defensa de la vida, la defensa de la patria, la lucha en contra de las manipulaciones genéticas, de los excesos de científicos indiscriminados, la defensa de una libertad real en la educación, la conservación de las costumbres tradicionales en contra de las degeneraciones que desde el mundo libre radical presionan cada vez mas.
Frente a estos méritos en defensa del valor de la persona humana, está sin embargo el límite de una falta de verificación de aquello en lo que se cree, mediante la comparación con la propia experiencia y las exigencias humanas de verdad, justicia y belleza. Así es la tradición, es como una soga al cuello, una serie de reglas morales de aceptación prioritarias, y sin poder rectificar la validez personal y existencial. De ahí nace un mundo dominado por la moral y seguido por el fariseísmo, porque se es incapaz de aceptar el error. En vez de sentido del pecado y deseo de liberación, predomina un sentido de culpa colectiva que da lugar a una cerrazón, a defenderse de la novedad, a considerar enemigo a cualquiera que no pertenezca a su grupo.
Es por eso que se juntan contradicciones evidentes, porque en nombre de la defensa de la vida se termina aceptando de modo acrítico la pena de muerte, a concebir la cárcel como un castigo sin remisión, a legitimar y a invocar la defensa violenta como método de vida social.
Desgraciadamente, los católicos que se adhieren a este mundo “conservador”, en vez de proponer una experiencia caracterizada por la objetividad y posibilidad personal de investigación y encuentro con la verdad. Terminan casi siempre por ser esclavos de las mismas leyes y morales e indican una solución con forma de modelo de organización social, y no como una experiencia de vida abierta a cualquiera.
Se puede concluir que la división entre liberales y conservadores llega a matar aquel amor al yo, aquel respeto profundo de la persona humana escrito en el artículo 1 de la Constitución americana. Es negarse al sueño americano, una afirmación que no da una oportunidad para todos.
¿Qué enseña todo esto al mundo provinciano de Italia y Europa, que de una parte parece inspirarse en la mentalidad radical-chic de ciertos desenfrenados liberales americanos y, por otra parte, siente la tentación del mundo neo-con? Intentaremos de dar respuesta a esta pregunta más adelante.
Giorgio Vittadini es presidente de la Fundación para la Subsidiariedad.

Páginas Digital, marzo de 2006

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