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Políticamente... conservador

Nihilistas y teocon no tienen sentido religioso

En el debate diario sobre lo laico, nuevos intérpretes corren el riesgo de no percibir la novedad del término “sentido religioso”, usado por el Papa en su mensaje a los reunidos en el convenio de Norcia.

La equivocación nace o bien de los nihilistas, que no aceptan que el hombre tenga posibilidad de conocer la realidad, o bien de quienes por el contrario continúan proponiendo el derecho natural y una explicación tradicional y conservadora.

El nihilismo renace como un concepto relacionado con la experiencia, como expresión de un subjetivismo desenfrenado, donde cada hombre es diferente del otro y está imposibilitado para percibir cualquier cosa como verdadera y válida para todos. La experiencia de la que habla Giussani en el primer capitulo de El sentido religioso es más bien una forma de conocimiento que sustrae al hombre del relativismo, precisamente en virtud del sentido religioso, aquel conjunto de evidencias y exigencias originarias que constituyen el corazón del hombre.

Estas exigencias permiten al hombre de todos los tiempos reconocer aquello que es verdadero, bello, justo, que corresponde a lo que su alma espera. La dinámica del conocimiento permite a cada hombre orientarse en la realidad hacia la dirección que corresponde a eso que él espera profundamente. Ni el pecado ni el error modifican esta dinámica aunque se perciban en el corazón como una decadencia, una ausencia, una búsqueda de la muerte (como dice el Libro de la Sabiduría). Sólo un persistente intento de negar la evidencia de un bien que corresponde al corazón (la ideología, sobre todo la nihilista) hace al hombre vivir en tinieblas. Pero cada regreso a la pureza, a la simplicidad, le vuelve a hacer percibir cómo la realidad está hecha de la misma naturaleza que su corazón. Por eso el conocimiento es adecuatio rei et intellectus, una adecuación entre la realidad y la mente.

Quien se limita a proponer la antigua teoría de los derechos naturales recupera un debate ya pasado y superado, carente de verdadera novedad y vivacidad intelectual. Hablar de sentido religioso significa afirmar que los derechos naturales se hacen conciencia y conocimiento en el hombre, donde cada uno tiene capacidad para percibir la verdad.

Olvidar esto quiere decir reducir la verdad del hombre a una definición filosófica y antropológica, comprensible sólo para unos pocos estudiosos o líderes de opinión, pero incomprensible para el “yo” que vive. Significa contraponer a la ideología nihilista una ideología de valores sólo perceptibles a través de una deducción intelectual.

Giorgio Vittadini es presidente de la Fundación para la Subsidiariedad

de www.paginasdigital.es, abril de 2006

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