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Políticamente... conservador

La derecha bufa

La derecha bufa

PENSÉ que el Régimen se conformaría con asignar a la derecha la sinecura del Ministerio de la Oposición Ad Aeternum. Incapaz de ofrecer una visión de la realidad alternativa a la que preconiza el Matrix progre, incapaz de impulsar ideas nuevas y de proponer una sensibilidad cultural distinta a la imperante, pensé que el destino de la derecha española sería languidecer por consunción, convertida en una decrépita casta de burócratas, hasta que el Régimen se decidiera a eutanasiarla. Las últimas semanas nos han servido para descubrir que el Régimen había asignado un destino todavía más cruel -o más acorde con sus merecimientos- a esta derecha inane, cual es el Departamento de Espectáculos Bufos. Todo Régimen que se precie debe proveer a sus lacayos de aceptables niveles de prosperidad y de diversiones que garanticen su holganza: panem et circenses, que decían los latinos. Puesto que la llamada -con eufemismo sarcástico- «desaceleración económica» no favorece el cumplimiento del primer objetivo, el Régimen tiene que emplearse a fondo en la consecución del segundo; y, para ello, echa mano del Departamento de Espectáculos Bufos, que desempeña su cometido con abnegación conmovedora.

 

Y ahí los tienen, haciendo el mamarracho, ensayando piruetas y volatines que, indefectiblemente, se rematan con una costalada, para mayor ludibrio del público. Entretanto, el Régimen prosigue sus estragos. El ministro Solbes anuncia, con muy socarrona pachorra, que la limosnilla de los 400 euros es el único remedio con que el Gobierno cuenta para combatir la «desaceleración»; pero la gente se queda tan pancha, porque el Departamento de Espectáculos Bufos la mantiene entretenida. El Tribunal Constitucional, convertido en una suerte de mamporrero del Régimen, evacua una sentencia que tuerce y retuerce hasta la inverosimilitud los principios jurídicos más elementales; pero la gente se queda tan pancha, porque el Departamento de Espectáculos Bufos la mantiene entretenida. Y así sucesivamente. El Régimen puede permitirse cualquier irresponsabilidad, cualquier abuso de poder, cualquier actuación negligente o dolosa, porque sabe que el Departamento de Espectáculos Bufos, que tiene servicio de guardia, correrá presto a distraer a los damnificados.

 

La derecha española es un campo de Agramante en el que los mezquinos, los felones, los advenedizos y los botarates compiten afanosamente por brindar la gracieta más chusca, el birlibirloque más grotesco, la necedad más estupefaciente. A José Solís, ministro de Franco, lo apodaron la sonrisa del Régimen; a esta derecha sonada podríamos motejarla, sin asomo de hipérbole, la carcajada del Régimen. Es de chiste que Aznar proclame que es necesario «contar con los mejores», cuando la responsabilidad originaria de que la derecha española se haya convertido en una olimpiada de mediocres es suya. Es de chiste que Rajoy pretenda ahora deshacerse de los enanos que se le han subido a la chepa, después de haber permitido durante cuatro años que esos mismos enanos le marcaran el camino; y quien alimenta un monstruo acaba más pronto que tarde sucumbiendo a sus dentelladas. Es de chiste que unos y otros apelen a los principios, cuando en realidad lo que hacen es denigrarse y aborrecerse de balde por cosas más vanas que el humo. Por no mencionar esas manifestaciones que ayer se convocaron ante la sede de Génova, birriosas en su concurrencia, pero ya magnificadas por los servicios de propaganda del Régimen, que ni en sus previsiones más halagüeñas hubiesen imaginado contar con un Departamento de Espectáculos Bufos que brindara tanta carnaza a las fieras.

 

Hace unas semanas, todavía podía discutirse si la permanencia de Rajoy era conveniente, o si era preferible que cediese el paso a otros. Ahora la permanencia de Rajoy, como su marcha, son hechos insignificantes; pues, en su abnegada vocación de bufonería, la derecha ha logrado que cualquier solución contribuya a agigantar el caos.

 

Nadie podrá negar que estos chicos de la derecha se ganan con creces el sueldo que cobran; convendría que el Régimen los recompensara con alguna limosnilla extra, aparte de los 400 euros que se dispone a repartir entre sus lacayos.

 

JUAN MANUEL DE PRADA

ABC, 25 de mayo de 2008

www.juanmanueldeprada.com

Triunfo de Hezbolá. Irán gana en el Líbano

Triunfo de Hezbolá. Irán gana en el Líbano

 

 

Los ayatolás hicieron de la defensa de la comunidad chiíta libanesa uno de sus objetivos fundamentales en política exterior. Actuaron con audacia, creando una nueva fuerza política, Hezbolá, dotada de unas milicias tan bien armadas como entrenadas. Unos y otros saben que la demografía corre a su favor y que la clave está en saber esperar. Si Hezbolá es capaz de bloquear el Gobierno, si consigue convencer al resto de la sociedad libanesa de que la paz depende de que asuman su liderazgo y, desde esa condición, lleguen a un nuevo acuerdo político, la victoria estará en sus manos.

 

La milicia de Hezbolá es hoy día el ejército más importante del Líbano, con el agravante de que están infiltrados en el Ejército Nacional y pueden deshacerlo cuando lo consideren oportuno. De ahí que una parte importante de la comunidad cristiano-maronita haya cedido a su chantaje.

 

El asesinato del máximo dirigente sunita, Hariri, llevó a un sorprendente acuerdo entre Chirac y Bush para exigir responsabilidades. Tras un acuerdo en el Consejo de Seguridad, Siria midió sus propias fuerzas y optó por retirar sus tropas. Eran demasiados frentes abiertos para un país débil económica y militarmente, aislado y amenazado. Pareció llegado el momento de la democratización del Líbano, pero la democracia es cuestión de mayorías y en ese terreno los chiítas tienen muchas cosas que decir.

 

Desde la retirada de Siria han ocurrido dos hechos determinantes. El primero fue la guerra entre Israel y Hezbolá, que se resolvió con una no-victoria de Israel, lo que equivale a una victoria política de los islamistas. Han demostrado a la sociedad libanesa y al conjunto del mundo árabe que están en condiciones de enfrentarse a Israel y no ser derrotados, lo que no habían conseguido egipcios, jordanos, sirios o iraquíes. Su prestigio ha crecido y, sobre todo, ha quedado en evidencia su capacidad. Sufrieron un gran desgaste, humano y de material, pero gracias a las fuerzas internacionales allí destacadas ya disponen de más y mejor armamento que antes de iniciarse el conflicto. En estas circunstancias, ¿quién en Líbano osaría enfrentarse a ellos?

 

El segundo hecho ha sido la crisis política derivada del intento de democratización, auspiciado por norteamericanos y europeos. Hezbolá retiró a sus ministros del Gobierno y bloqueó la designación de un nuevo presidente de la República, cargo que corresponde en el nada democrático reparto de competencias a la comunidad cristiano-maronita. En esta situación el Gobierno decidió echar un pulso a Hezbolá exigiendo que renunciara a su propio y exclusivo sistema de comunicación, un ejemplo más del Estado dentro del Estado creado por esta filial de Irán en el país de los cedros. La respuesta fue un amago de guerra civil en la que Hezbolá volvió a demostrar, por si cabía alguna duda, que dispone del mejor ejército.

 

La Liga Árabe se sintió obligada a intervenir, ante la posibilidad de que la crisis desembocara en la reapertura de la guerra civil, con consecuencias previsiblemente negativas para la comunidad sunita, de la que se siente protectora. Su rechazo a Hezbolá quedó patente durante el conflicto con Israel, cuando apoyaron al Estado judío en la confianza de que haría con los chiítas lo mismo que con ellos en anteriores ocasiones. La decepción fue grande ante la desigualdad de trato. Ahora cabía esperar que forzaran al "Partido de Dios" a ceder posiciones en la cumbre de Doha, pero lo que ha ocurrido ha sido lo contrario. La Liga Árabe ha demostrado una vez más su debilidad. Se ha limitado a dejar constancia del triunfo iraní, reconociendo a Hezbolá el derecho de veto sobre la política gubernamental. Exactamente lo que el Gobierno de Teherán y sus dirigentes buscaban desde hacía años.

 

Árabes y occidentales han acabado de la mano asumiendo su impotencia ante la injerencia iraní en el Líbano. El proceso democratizador está muerto y el Líbano se encamina hacia un cambio de régimen con el que finalmente se reconozca la hegemonía chiíta, bajo un Gobierno islamista y autoritario.

 

Tras estas concesiones ¿cómo podemos esperar que Irán ponga freno a sus intervenciones internacionales o a su programa nuclear? ¿Por qué el vencedor se va a doblegar ante la voluntad del vencido?

 

GEES

Libertad Digital nº 1483, 30 de mayo de 2008

Vidal-Quadras le pone letra al silencio de Rajoy

Vidal-Quadras le pone letra al silencio de Rajoy

 

Varios miembros destacados del PP, como Aleix Vidal Quadras, Eugenio Nasarre o Santiago Abascal, han presentado una serie de enmiendas a la ponencia política del 16º congreso del PP. En ellas se rechaza la idea de que la “moderación” sea el eje del discurso del partido y se proponen políticas activas para preservar el espíritu de la Constitución y proteger el actual Estado de las Autonomías frente a las corrientes federalistas y laicistas. Estas enmiendas representan precisamente todo aquello que el marianismo quiere enterrar.

 

Desde que Mayor Oreja primero y María San Gil después advirtieron de que algo sustancial está cambiando en el ideario de Mariano Rajoy al frente del PP, todos los interesados rastrean sus discursos, sus intervenciones públicas, sus entrevistas, para tratar de encontrar pruebas irrefutables de esa mutación, pero el esfuerzo es en vano. La única prueba del delito sería unas pocas frases que alaban, de forma general, la capacidad de cambiar y adaptarse a los tiempos frente al inmovilismo. Por lo demás, el líder popular se defiende de las acusaciones: “yo no he cambiado mis principios y convicciones”.

 

Pero, desde hace algún tiempo, el problema de Rajoy no es lo que dice, sino lo que omite. Cada vez hay menos concreción en sus palabras. El contenido de lo que dice se estructura en torno a conceptos que aprobarían sin dudarlo todos los votantes del PP, pero también la inmensa mayoría de votantes del PSOE. Una buena muestra de ello está en la entrevista publicada ayer por ABC y El Correo, donde la única referencia que el presidente de los populares hace al contenido de sus convicciones políticas es que se trata de “principios que nos unen a todos, en los que todos estamos de acuerdo. Esos principios son la libertad, la igualdad, la solidaridad, la unidad de la nación española y la lucha contra el terrorismo”. Resulta difícil imaginar a cualquiera de sus adversarios políticos defendiendo, por el contrario, la falta de libertad, la desigualdad, la insolidaridad, la ruptura de España o la rendición ante los terroristas.

 

Es la de Rajoy una tendencia a la ambigüedad que comenzó con sus mensajes durante la campaña electoral y que se ha acentuado después del 9-M, y que inunda también el espíritu y la letra de los 25 folios de la famosa ponencia política para el congreso de junio, excepción hecha de los pasajes firmados por María San Gil, que fueron incluidos deprisa y corriendo como consecuencia del plante de la dirigente vasca.

 

Esta ambigüedad guarda un enorme parecido con la que Zapatero ha usado hasta la saciedad durante los últimos cuatro años al frente del Gobierno y tal vez aquélla como ésta tratan de disimular el verdadero vicio que se extiende entre los políticos españoles: el relativismo.

 

En el caso del PP, esta tendencia a modular los mensajes de forma que puedan ser respaldados de igual forma por la mayoría de los electores populares y socialistas responde al análisis que se ha impuesto en la dirección del partido tras la última derrota electoral. Según este diagnóstico, aquellas circunscripciones en las que la formación pierde votos de forma continuada (Cataluña y País Vasco, principalmente) son las únicas culpables del insuficiente resultado y en ellas sólo podría darse una recuperación a costa de robarle votos al PSOE. Lo más discutible es que la receta que los gurús que rodean a Rajoy plantean es la de parecerse lo más posible al zapaterismo y contagiarse de su pensamiento blando para lograr este trasvase de votos.

 

Según esta estrategia, se trataría de renunciar a las posiciones más originales que ha mantenido el PP en el pasado y que se refieren sobre todo a hacer frente de una forma activa a la llamada “Segunda Transición”, que se sustenta en una reforma del espíritu de la Constitución, pero no de su letra, para avanzar hacia un Estado más confederal y más laicista, debido sobre todo a la presión que ejercen los partidos nacionalistas y los lobbies de la izquierda radical.

 

Lo verdaderamente paradójico es que los mejores resultados electorales de la historia del PP en Cataluña y en el País Vasco se produjeron cuando esta formación era liderada por Aleix Vidal Quadras y Jaime Mayor Oreja, respectivamente, es decir, por dos figuras ahora marginadas por la actual dirección por haber mantenido precisamente un discurso políticamente incorrecto pero que conectaba con un mayor número de votantes al ser una alternativa clara y realista frente a las utopías del nacionalismo. Ahora algunas de esas tesis están siendo asumidas por otros partidos minoritarios que no hacen más que subir como la espuma en votos y militantes a costa de robárselos al PP.

 

En este sentido, tienen mucha importancia las enmiendas a la ponencia política que el propio Vidal Quadras y otros miembros del partido, como Eugenio Nasarre, Luis Fraga Vicente de la Quintana y Carlos Delgado, han presentado hoy. En ellas está todo aquello que Rajoy omite de manera calculada.

 

Ignacio Santa María

Páginas Digital, 26 de mayo de 2008

 

Burundi y la indefensión ante la crisis alimentaria

Burundi y la indefensión ante la crisis alimentaria

 

Sin duda, todos y todas hemos leído en los últimos meses acerca del espectacular aumento del precio de los alimentos. Todo el mundo sufre las consecuencias pero ¿cuál es el significado real de esta situación para un país como Burundi, donde 8 de sus 9 millones de habitantes viven con menos de 1 euro y medio al día?

En Burundi, más del 90% de la población vive de la agricultura y la ganadería, pero ya no hay más tierras. Sólo queda un 5,9% de superficie forestal y la producción agrícola por habitante ha caído en los últimos diez años un 23%. En el último año, el precio de los combustibles ha subido un 48%, mientras que los salarios sólo lo han hecho un 7%. En el mercado de la capital, las alubias (única fuente de proteínas para buena parte de la población) han subido un 50% y el arroz un 33%. La situación se ha vuelto tan grave que alrededor de un 20% de las familias rurales se han visto obligadas a consumir las semillas destinadas a la siembra.

¿Cuáles son las consecuencias en el día a día de estas cifras? Obvias pero dramáticas: la gente en Burundi pasa hambre. Pero no se trata del hambre coyuntural causado por guerras o desastres naturales, a la que África nos tiene tristemente acostumbrados. Se trata de una malnutrición estructural y generalizada, porque la mayoría de la población, sencillamente, ya no puede comprar la comida que necesita. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de marzo de este año, 7 de cada 10 hogares de Burundi tienen dificultades para consumir una comida al día, y en 2 de cada 10 se pasan días enteros sin comer.

Los alimentos suponen el 17% del total de las importaciones del país, pero en el actual contexto de precios esto resulta insuficiente. El problema se agrava porque Burundi apenas cuenta con divisas. No hay petróleo, ni minas, ni turismo, ni nada que proporcione los dólares necesarios para comprar fuera la comida que el país no produce. Según la FAO y el Ministerio de Agricultura de Burundi, las necesidades de entre 1.370.000 y 1.185.000 personas, dependiendo de cómo vaya la cosecha, no van a poder ser atendidas.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Por una parte, tenemos las circunstancias particulares y especialmente desafortunadas de Burundi: diez años de guerra civil, gran densidad de población, falta de fuentes de divisas pero a estas circunstancias locales se suman otras globales que están afectando a toda África.

Durante las dos últimas décadas, las políticas oficiales de desarrollo, impulsadas por instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, han dejado de lado la agricultura. Se suponía que había que invertir en sectores más productivos y que ya se encargarían los excedentes de otros países más 'eficientes' de alimentar a los africanos. Sólo se apoyaron cultivos de exportación que aportasen divisas a unas economías que tenían que competir en un mercado global. El término 'agricultura de subsistencia' era casi despectivo entre las grandes instituciones financieras. No generaba divisas, no era globalizable, y no parecía importar demasiado que tuviese la nada despreciable virtud de dar de comer a la gente.

Pero la terca realidad se ha empeñado en desmontar esos impecables postulados teóricos. A nadie se le ocurrió pensar que esos países más eficientes pudiesen decidir vender sus excedentes agrícolas al mejor postor, que evidentemente no es africano, o convertirlos en combustible. Por otra parte, parece que no ha sido una gran idea dejar que el mercado regule los precios de los alimentos y que estos se hayan convertido en productos especulativos como el oro o las hipotecas basura.

Y ahora nos encontramos con que países como Burundi se encuentran al borde del abismo, entendido éste como explosión social en forma de revueltas del hambre o de flujos migratorios incontrolados. La gente no se va a quedar sentada pasando hambre y los disturbios que ya han tenido lugar en otros países africanos pueden no tardar en llegar. Según la delegación de la FAO/PAM en Burundi, «se impone una acción de gran envergadura en favor de la producción agrícola. De otra forma, el país se encontrará en una situación de inseguridad alimentaria creciente que corre el riesgo de desencadenar una crisis social de graves consecuencias». Parece ser que lo peor aún no ha llegado para los países indefensos como Burundi. Claro que quizás ahora no estarían tan indefensos si algunas instituciones internacionales, al amparo de sus «incuestionables» recetas para el desarrollo, no se hubiesen encargado antes de desarmarles.

 

JOSÉ LUIS ROJO

COOPERACIÓN INTERNACIONAL-ÁFRICA. ALBOAN

El Correo, 25 de mayo de 2008

La vitalidad de la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear permite presagiar que la amenaza aumenta

La vitalidad de la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear permite presagiar que la amenaza aumenta

 

La planificación en París, el 15 de abril de 2008, del Primer Ejercicio del Grupo de Planificación de la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear, supone un impulso a una atractiva empresa puesta en marcha por los EEUU y la Federación Rusa y a la que ya se han incorporado más de cincuenta países.[1] Representantes de ministerios de asuntos exteriores y de defensa, de servicios de inteligencia y de fuerzas de seguridad, además de expertos en energía y en otras materias se dieron cita el mes pasado en la capital francesa para planificar la agenda del ejercicio.[2]

 

Esta reunión seguía a tres importantes encuentros celebrados el primero en Rabat, en los días 30 y 31 de octubre de 2006, el segundo en Ankara, en los días 12 y 13 de febrero de 2007, y, por último el tercero en Astaná en los días 10 y 11 de junio de 2007. Si el primero de estos tres encuentros sirvió para aprobar una declaración de principios sobre la urgente necesidad de prevenir el terrorismo nuclear en el segundo se insistió en la confirmación del compromiso y en la necesidad de reforzar las capacidades de los Estados participantes a través de la cooperación multilateral. Dichas reuniones han contado con observadores de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y de la Unión Europea (UE).[3]

 

Prevenir los escenarios buscados por los terroristas

 

El objetivo central de la Iniciativa es pues reforzar las capacidades para prevenir la adquisición de materiales y de conocimientos en materia nuclear por parte de terroristas. A nadie se le escapa la obsesión de algunos ideólogos del terrorismo yihadista salafista por utilizar la amenaza nuclear, desde el nivel más rudimentario que sería el de las bombas “sucias” hasta los estadios más avanzados que podrían pasar por atacar instalaciones nucleares o por utilizar algún tipo de ingenio nuclear más sofisticado, tal y como queda reflejado en las sesudas páginas escritas y colgadas en Internet por el hispano-sirio Mustafá Setmarian (alias Abu Mussab Al Suri).[4] Setmarian es experto en guerra irregular y uno de los terroristas yihadistas que más han teorizado sobre la necesidad de utilizar armas de destrucción masiva contra sus múltiples enemigos, musulmanes y no musulmanes, creando con ello una creciente psicosis por doquier. Destacaremos aquí por su actualidad el caso de los individuos detenidos el 21 de mayo por la policía sueca en la central nuclear de Oskarsham, en el sureste del país. Aunque liberados al día siguiente mientras siguen las investigaciones, a uno de ellos, trabajador externo de la central, se le habían intervenido restos de triperóxido de triacetano (TATP), el explosivo utilizado entre otros terroristas yihadistas por Richard Reid cuando portándolo en sus zapatos intentó derribar en pleno vuelo un avión comercial en el otoño de 2001.[5]

 

En la creación de tal estado de terror Setmarian sigue la estela de su máximo líder, Osama Bin Laden, quien ya a fines de los años noventa mostraba desde Afganistán su interés por dichas herramientas de combate. Ya en 1999 dos científicos paquistaníes se habían entrevistado en la ciudad afgana de Kandahar con cuadros de Al Qaida y dos años después, en agosto de 2001, Baschinuddin Mahmud, entonces Director del Comisariado para la Energía Atómica de Pakistán, se reunía también en suelo afgano con el propio Bin Laden. Cabe recordarse que Pakistán era entonces y aún es hoy el único Estado musulmán en el mundo que posee – reconocido oficialmente – el arma nuclear, y que la vulnerabilidad de su armamento y, en general, de sus instalaciones atómicas, se ha puesto bien de manifiesto a lo largo de los últimos lustros.[6] Ya en 1995 una red impulsada por Abdul Qadeer Khan, prestigiosa figura por ser el padre del arma nuclear paquistaní desarrollada en el marco de su pulso tradicional con India, vendía piezas de centrifugadores a Irán por valor de 3 millones de dólares en efectivo. Dicha red ha venido funcionando hasta febrero de 2004, momento en el que fue desmantelada en medio de un gran escándalo a escala internacional. Entonces se supo, seguro que de forma incompleta, de varias operaciones de ventas y concesiones por parte de Khan y sus secuaces a países como Irán, Libia o Corea del Norte, realizadas con la connivencia de algunos elementos de las Fuerzas Armadas de Pakistán.

 

La fijación por parte de esa modalidad más ambiciosa y destructiva del terrorismo que es el yihadista salafista y las vulnerabilidades de un país musulmán como Pakistán para blindar su red nuclear, la militar pero también la civil, frente a posibles atentados o robos de combustible nuclear o de otros materiales, unido a la vecindad con el escenario afgano y por extensión el centroasiático hacen que hoy el esfuerzo de la Iniciativa aquí tratada se centre, aunque sin decirlo expresamente, en atraer a su red al mayor número posible de Estados musulmanes. Por ello es esclarecedor comprobar que las tres reuniones más importantes celebradas hasta esta primavera en el marco de la Iniciativa hayan tenido como escenarios tres Estados musulmanes: Marruecos, Turquía y Kazajstán. Con ello se pretende solidificar a una Iniciativa que se quiere Global pero en la que será muy importante que estén el mayor número posible de Estados musulmanes que, no lo olvidemos, son objetivo declarado de la red terrorista y con los que se quiere contar no sólo en cuanto a su presencia sino también a una participación activa y profunda.

 

Siendo Turquía aliado dentro de la OTAN y un vecino de Irán bien convencido de que la República Islámica no debería de disponer del arma nuclear y siendo Marruecos aliado tradicional de los EEUU y de la Alianza, bueno será que nos detengamos en algunos aspectos del tercer Estado musulmán involucrado de una forma también bien visible en la Iniciativa: Kazajstán. Aparte de haber transferido a la Federación Rusa – como Estado sucesor de la Unión Soviética – hasta 1.400 cabezas nucleares a principios de los año noventa del siglo XX, este república centroasiática ha mostrado en todos estos años un marcado compromiso con la seguridad regional a través del desarme y la transparencia.  Esta actitud se hace aún más importante y necesaria ante el horizonte cada vez más próximo en el que Kazajstán pasará a ser el primer productor mundial de uranio. Produjo 6.600 toneladas de este mineral en 2007, se espera que produzca 9.600 en 2008 y las previsiones para 2010 dan una cifra de 15.000 toneladas que, de confirmarse, llevarían a Kazajstán a superar a Australia que es hasta la actualidad el primer productor mundial. Este Estado musulmán, que ya es un gran productor de crudo y por ello objetivo fijado por Al Qaida para sus ataques, fue capaz de transformar en 2006 hasta 2.900 kilogramos de uranio altamente enriquecido en combustible nuclear por lo que va a ser importante también como exportador de combustible nuclear y ello hará de él un objetivo aún más atractivo para los terroristas. Si la voluntad demostrada por las autoridades kazajas son tranquilizadoras hasta la fecha – en junio de 2006 dotó de Secretaría y por ello de permanencia a la Conferencia sobre Interacciones y Medidas de Confianza en Asia (CICA, en sus siglas en inglés) que ellas mismas lanzaran el año anterior – no lo es tanto el hecho de que Kazajstán sea uno de los cuatro Estados donde se han dado más casos de tráfico de material nuclear. Este dato, aportado por el Director General de la OIEA, Mohamed El Baradei, en una entrevista publicada por El Hayat en enero de 2008, indica deficiencias en cuanto a las capacidades de control del Estado kazajo y permite felicitarse por su actitud constructiva dentro de la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear.

 

Las medidas aportadas por la Iniciativa Global

 

De todo lo dicho hasta ahora se deduce no sólo que la Iniciativa era necesaria como reflejo de la voluntad de algunos Estados para atajar una amenaza emergente sino también la gran urgencia tanto para poner en práctica sus medidas como para ampliar al máximo el número de Estados comprometidos con ella.

 

El diseño de su Plan de Trabajo 2007-2008 contiene medidas como el reforzamiento de las capacidades de detectar, investigar y prevenir el tráfico de materiales nucleares por parte de terroristas; la promoción del intercambio de información y de la acción policial conjunta; la adaptación de las distintas normativas nacionales en la materia a unos criterios estandarizados; la reducción al mínimo de la utilización de uranio altamente enriquecido y de plutonio en actividades e instalaciones civiles; la limitación de los paraísos para y el control de los fondos financieros por los grupos y redes terroristas; y el reforzamiento entre todos de medidas que puedan minimizar el impacto de cualquier acción terrorista que utilice el elemento nuclear.

 

En dichas medidas hay por un lado algunas que son genéricas y están presentes en toda iniciativa antiterrorista de carácter multilateral; algunas otras apuntan a aspectos técnicos concretos por los que hay que felicitarse porque finalmente haya una manifestación de voluntad aunque esta sea de principio; y, finalmente pero no por ello menos importante, hay cierto fatalismo ya asumido en cuanto a que se hace necesario minimizar los efectos de un ataque que, con tal planteamiento, se está dando ya como posible.

 

A juzgar por el dinamismo demostrado por la Iniciativa Global si destacamos algunos de sus hitos más recientes – conferencias copatrocinadas por el FBI estadounidense y el FSB ruso con cientos de participantes; esfuerzos nacionales por parte de países como Japón o Australia, Kazajstán o el Reino Unido, por citar sólo a algunos, para realizar actividades dentro del citado Plan de Trabajo – y la voluntad de las Partes de dar plena validez a instrumentos jurídicos internacionales como la Convención para la Supresión de Actos de Terrorismo Nuclear, la Convención para la Protección Física del Material Nuclear y su enmienda de 2005 o las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU 1373 y 1540 podríamos estar ante una dimensión de la lucha antiterrorista donde las voluntades convergen a diferencia de otras dimensiones donde las percepciones de unos y otros y/o las mezquindades políticas no hacen sino entorpecer el camino a la ley y allanárselo a los terroristas.

 

 

 

 

Carlos Echeverría Jesús (Madrid, 26 de marzo de 1963) es Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y responsable de la Sección Observatorio del Islam de la revista mensual War Heat Internacional. Ha trabajado en diversas organizaciones internacionales (UEO, UE y OTAN) y entre 2003 y 2004 fue Coordinador en España del Proyecto "Undestanding Terrorism" financiado por el Departamento de Defensa de los EEUU a través del Institute for Defense Analysis (IDA). Como Analista del Grupo asume la dirección del área de Terrorismo Yihadista Salafista.

 

 

Por Carlos Echeverría Jesús

GEES, Apuntes nº 68   |  26 de Mayo de 2008

 

 

Notas

 

 

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[1] La Iniciativa fue lanzada por los Presidentes George W. Bush y Vladimir Putin el 15 de julio de 2006 tras la celebración de la Cumbre del G-8 en San Petersburgo (Rusia).

[2] Véase sobre la Iniciativa la dirección www.state.gov/t/isn/c18406.htm.

[3] Cabe destacarse que esta Iniciativa Global aquí tratada, impulsada por Washington y Moscú, se sitúa en una dimensión distinta a la colaboración pacifica que ambos países han puesto en marcha en el ámbito del armamento nuclear. Precisamente el 6 de mayo de 2008 representantes de ambos Estados han firmado en Moscú un Acuerdo para la Cooperación Pacífica Nuclear conocido como el 123 Agreement centrado en prevenir la proliferación nuclear pero sin ocuparse del terrorismo, cuestión esta ya cubierta por la Iniciativa Global. Véase US-Russia Agreement for Peaceful Nuclear Cooperation 15 mayo 2008, en www.america.gov/st/texttrans-english/2008/May/20080515141603xjsnommis0.

[4] IRUJO, José María: “Un ‘yihadista’ en el limbo” El País 18 mayo 2008, pp. 1-4.

[5] La central de Oskarsham proporciona el 10% de la energía eléctrica que consume Suecia y la policía confirmó en un primer momento que los detenidos estaban acusados de “preparar un sabotaje”. Véase ÁLVARO ROLDÁN, Carlos: “Alarma en una central nuclear sueca por un presunto caso de sabotaje” El Mundo 22 mayo 2008, p. 30.

[6] ECHEVERRIA JESÚS, C.: “¿Está en peligro la seguridad del programa nuclear paquistaní?” War Heat Internacional nº 61, febrero 2008, artículo disponible en www.gees.org/autor/251.

Asimetría masculina en el fracaso escolar: Ellos fracasan un 57% más que las chicas

Asimetría masculina en el fracaso escolar: Ellos fracasan un 57% más que las chicas

 

Enquistado en torno al 30%, el abandono en secundaria castiga más a los chicos y nos aleja de la media europea

 

El fracaso escolar en España es un hecho constatado y “el problema más grave que tiene nuestro país en la formación de capital humano”. Pero, un hecho poco estudiado es la influencia de la asimetría negativa masculina en el abandono escolar: ellos fracasan un 57% más que las chicas.

 

Además, la actual anomalía del sistema educativo español en el contexto europeo, con un fracaso escolar enquistado en torno al 30% (29,9% en 2006), prácticamente el doble que en la UE-27 (15,3%), tiene en esa asimetría masculina una de sus principales causas.

 

Así lo constata el estudio Asimetría negativa masculina en el fracaso escolar, elaborado por el Instituto de Estudios del Capital Social (INCAS) de la Universidad Abat Oliba CEU.

 

De hecho, “si los resultados masculinos fueran equivalentes a los de las chicas, se estaría cerca de la media europea”, afirman los responsables del informe, que está basado en datos de 2004 publicados por el Ministerio de Educación.

 

Ellos nos alejan de Europa

 

Tal como se puede observar en la tabla 1, al pie de las imágenes que acompañan esta información, extraída del informe del INCAS y que mide el fracaso escolar por sexos, el abandono de los estudios por parte de los chicos es de un 34,8%, mientras que el de ellas alcanza sólo al 22,2%, lo que hace un total de abandono conjunto del 28,7%.

 

La diferencia entre ambos sexos es de 12,5 puntos porcentuales a favor de las chicas, lo que da una idea de que si ellos redujeran su fracaso al mismo nivel que las chicas estaríamos más cerca de la media europea.

 

Una segunda cuestión que se observa en la tabla es que no todas las comunidades tienen un nivel de fracaso escolar verdaderamente preocupante. Se libran de la quema el País Vasco (15,7%), en sintonía con la media de la UE-27; Navarra (18,2%) y Madrid (18,8%). El resto están por encima del 20%.

 

Llama la atención el caso de Cataluña, que padece un abandono escolar del 28,3%, con un 35,1% masculino y un 21,2% femenino, pese a tratarse de una sociedad con un alto nivel de desarrollo.

 

Fracaso persistente

 

Hablamos de cifras de 2004, pero hay que recordar que según el último informe de la Comisión Europea, con datos de 2006, el fracaso escolar en España era de ese 29,9% mencionado al inicio de esta información.

 

Por detrás de España sólo estaban Portugal (39,9%) y Malta (41,7%). El país que nos precedía entonces era Italia y nos sacaba nueve puntos porcentuales. Si la comparación se realiza con otros países como Alemania, Francia, Italia, Reino Unido o Polonia, la diferencia es abismal, dado que ellos estaban en una media en torno al 13%.

 

Estamos hablando, pues, de un problema que no sólo persiste en el tiempo sino que tiende a aumentar, a pesar de los tímidos intentos de la Administración en España para intentar mejorar la situación. El último de ellos, un intento ‘trampa’, es el de que con 4 suspensos se podrá pasar curso en Bachillerato.

 

La anomalía española

 

El estudio del INCAS también muestra una comparación entre diferentes países con respecto a las tasas de graduación en secundaria superior. Así, como se puede ver en la tabla 3, extraída también del informe, España tiene una diferencia de 15 puntos porcentuales entre las tasas masculinas y femeninas, a favor de estas últimas.

 

Si comparamos esa diferencia con la que muestra la media de la OCDE (9), o de la UE-19 (9), el resultado es llamativo, ya que la asimetría negativa masculina de España es muy superior a la de ambas organizaciones internacionales.

 

Y si la comparación se hace con algunos países desarrollados de nuestro entorno, como Italia (3), Alemania (4) o Finlandia (3), los resultados de España se pueden calificar de desastre.

 

Resulta obvio que con un fracaso escolar masculino tan elevado no nos podemos acercar a la media de la UE. No es posible estadísticamente reducir el fracaso total para acercarse a las cifras europeas.

 

“No hay posibilidad de mejora sin reducción de la horquilla que separa el fracaso escolar masculino del femenino”, afirma el estudio del INCAS.

 

Modelo incapaz

 

 “El problema español no es únicamente su tasa de abandono prematuro, sino la incapacidad de reducirla” con el actual modelo de sistema educativo, añade el estudio.

 

En ese sentido, las conclusiones del informe del INCAS son bien precisas:

 

- La importancia y persistencia del fracaso escolar en España es indisociable de una causa que no ha sido ni tan siquiera diagnosticada: el fracaso escolar diferencial negativo de los chicos.

 

No es posible estadísticamente reducir el fracaso total para acercarse a las cifras europeas, para lo que sería necesaria una reducción del 50%, si no se consigue reducir al 50-60% la diferencia negativa que hoy separa al abandono prematuro asimétrico en secundaria de los chicos, en relación a las chicas.

 

- El actual modelo es estructuralmente incapaz de conseguir dicha reducción. La consecuencia es evidente: o se cambia substancialmente el modelo pedagógico y cultural, o no se producirá la rectificación necesaria. Ni la LOE ahora, ni la LOGSE antes, dan ninguna respuesta mínimamente satisfactoria al problema estructural de la asimetría en el fracaso escolar según el sexo.

 

- Al margen de que puedan plantearse otras soluciones, está claro que la educación diferenciada sí constituye una respuesta válida a la crisis. Los resultados que obtiene deberían ser divulgados por las administraciones, y su implantación favorecida allá donde voluntariamente quiera implantarse, incluida evidentemente, la escuela pública.

 

La cuestión de fondo es hasta qué punto el sistema educativo está bien adaptado al desarrollo cognitivo de los chicos, que tiene una especificidad propia, o por el contrario, la influencia de la ideología de género sobre los postulados de la enseñanza, al negar toda diferenciación, acentúa el problema de la asimetría según el sexo en el fracaso escolar

 

- Los esfuerzos de las administraciones públicas para la igualdad entre el hombre y la mujer, necesariamente han de actuar en dos sentidos, sea cual sea la condición perjudicada.

 

Víctor Ruiz   

Forum Libertas, 21 de mayo de 2008

El Partido Popular: ¿un gigante con pies de barro?

El Partido Popular: ¿un gigante con pies de barro?

 

¿Qué está pasando en el Partido Popular? ¿Una crisis de liderazgo? ¿El desgaste inevitable ante una nueva “travesía del desierto”? ¿Un inesperado e incomprendido cambio de rumbo ideológico? ¿Meros enfrentamientos personales? Seguramente confluye algo de todo ello. Pero, creemos, hay mucho más.

 

Sea la que sea la precisa fórmula de los componentes de la crisis, se ha derrumbado uno de los mitos esgrimidos cíclicamente por los líderes populares: “el mayor partido de España”, “la militancia más numerosa de Europa”, “sus mujeres y hombres son el principal capital del partido”, etc.

 

Y decimos que se trata de un mito, pues no es un hecho que se pueda verificar; pues no es cierto. Acaso sí lo sea que son 748.000 cotizantes. Muchos. Pero de ahí a que sean otros tantos militantes hay un trecho muy largo… que nunca se ha recorrido.

 

De ser verídica y real, tamaña realidad militante habría eclipsado a los mismísimos Testigos de Jehová en el ranking de plastas castigadores de la ciudadanía española. Pero, dígame, ¿alguna vez le ha visitado en su casa un militante popular con afán proselitista? Tal vez conozca a alguno: en su trabajo, en el vecindario, entre sus familiares... Incluso puede que usted mismo, desconocido lector, sea de los que se manifiestan, en público y en privado, sin complejos ni falsos respetos, como un entusiasta militante popular… pese a no estar afiliado al partido.

 

Primera evidencia: un militante no es un simple afiliado. Ni un afiliado es un adherido sin más. Un militante no se limita a pagar una cuota; ni mucho menos a figurar en un listado como posible interventor en procesos electorales. Un partido de verdad no se hace sólo con cotizantes, ni con listados interminables de “socios”. Ni únicamente con marketing.

 

Existe, ciertamente, un modelo en crisis: un partido que carece de estructuras participativas, que elude los debates colectivos, que premia los juegos de salón de quienes aspiran a un cargo electo, que vive a espaldas de las necesidades reales de su base social, y que se mueve obsesionado por los análisis demoscópicos. Un partido que ignora sus afiliados. Una estructura muda e inoperante al servicio de los “líderes”. Sean quienes sean. Una macro oficina electoral, en resumen.

 

Si el partido estuviera vivo, en el contexto actual, se habrían multiplicado los signos de alarma: las peticiones de explicaciones y debate, las iniciativas locales y sectoriales, los manifiestos y las propuestas. Pero nada, repetimos, nada de eso se ha producido. Alguna dimisión, ciertas bajas relevantes, apenas una manifestación ridícula… Y muchas declaraciones públicas más bien crípticas. Poco ciertamente; muy poco. ¡Qué gran misterio!

 

Se dirá que los militantes populares están poco implicados en la vida del partido. Pero, ¿no se trataba de una militancia ejemplar?

 

Veamos qué afirma El Mundo en su edición del 25 de mayo. En el proceso electoral de los 2.500 compromisarios, para el próximo congreso nacional en Valencia, apenas habrían participado un 3’67% de los afiliados. ¿Por qué? ¿Acaso son en su inmensa mayoría unos pasotas? ¿No será, por el contrario, que ni se estimula, ni se favorece, ni se facilita su participación real en la toma de decisiones y en la vida del partido?

 

Un partido debe sumar esfuerzos, no neutralizarlos. Debe suscitar vocaciones a la política, no espantarlas. Debe dialogar e interactuar con los agentes sociales, no despreciarlos. Debe escuchar a la sociedad, no suplantarla. Debe fomentar y facilitar iniciativas, no ahogarlas; tampoco controlarlas.

 

Y no sirve afirmar que las “políticas de valores” sean percibidas temerosamente por la sociedad como actitudes “ultras”. Es más, desde una identidad definida y sin complejos existe menos miedo, al diálogo y al encuentro con “el otro”, que desde la indefinición. Por ello, una política de valores, enraizada en el pueblo, o en sectores significativos del mismo, funciona mejor cuanta más democracia interna, más participación, y mayor transparencia caracterizan a un partido político. El que sea.

 

Ya sabemos que los partidos activistas, alimentados por militantes entregados, son un modelo del pasado. ¿Quién se acuerda, ya, de aquellos pesados militantes, de todos los colores, que nos sermoneaban en la tan añorada Transición? Pero ello no implica que se tengan que reducir a sindicatos oligárquicos de intereses, dirigidos por una minoría que manipula estatutos y números, en aras de su promoción y permanencia indefinida en el mando. Eso sí, bajo una verborrea pseudo democrática, aunque políticamente correcta. Con gesto serio, traje y corbata, palabras y palabras.

 

La derecha social, plural por naturaleza, activista por vocación y necesidad, popular por origen y pertenencia, quiere un partido popular de verdad. Y, ahora mismo, el Partido Popular no parece que lo sea. ¿Llegará a serlo? Si la crisis lo propiciara, bienvenida sea. Si hay crisis, hay vida.

 

Fernando José Vaquero Oroquieta

Diario Liberal, 26 de mayo de 2008

Iros a hacer puñetas

Iros a hacer puñetas


La cosa está muy mal en el PP. Se veía venir. Dicen los más viejos del lugar que es la mayor crisis desde su refundación; desde que Aznar se hiciera con las riendas de la añeja AP. Es evidente. Pero lo peor de todo es que la causa en sí del hoyo en el que se halla sumido el centro derecha, no cabe achacarla en esencia a una derrota que, sin ser dulce, no fue tan catastrófica como lo están siendo sus consecuencias. Ni siquiera puede atribuirse en exclusiva a un Rajoy que, ya lo dijimos en su momento, no lo tuvo demasiado difícil: pudo marcharse, dejando un buen sabor de boca, pero no se fue; debió dejar el testigo en manos del partido y no lo hizo. Sin embargo, sería injusto atribuirle toda la responsabilidad.

Si algo ha dejado patente el presidente del PP a lo largo de los años es que no es un líder. Ni lo fue antes, ni lo es ahora, ni lo será nunca. Por mucho empeño que ponga en intentar demostrarlo. Por mucho que traten de convencernos de ello sus eximios palmeros. Definir -Soraya dixit- como un ejercicio de autoridad, la política de ordeno y mando que Rajoy está imponiendo en el PP en los últimos tiempos, es un eufemismo inadmisible para un partido que se autoproclama democrático. Pues no es rasgo de autoridad cercenar el derecho a disentir de la opinión del líder; o abocar a la marginación a quienes legitímamente invocan la necesidad de un debate. A eso se le puede calificar como autoritarismo. Despotismo incluso. Pero no autoridad.

Tiene guasa que sean precisamente los "amigos" de Rajoy quienes hablen de autoridad, cuando hoy, y gracias a ellos, la anarquía campa por sus respetos en la formación que mal dirigen. Porque a nadie se le oculta que Rajoy es el máximo responsable de lo que sucede. Cierto, pero no el único. Si alguien entre sus correligionarios, hubiera alzado la voz cuando éste les comunicó que se quedaba, las cosas no hubieran llegado a este punto. Pero se callaron. Nadie dijo nada cuando invocó el nombre de España para no dejar la poltrona. Nadie. Muy por el contrario, todos asintieron. Y le colmaron de elogios públicos, cuando en privado decían otra cosa. De esos polvos, estos lodos. Hoy Rajoy ya no apela al nombre de España para continuar. Tampoco lo necesita. Si sigue -así lo dice- es porque muchos compañeros se lo han pedido. Y ese es el peligro. Creerse imprescindible, acreedor absoluto de la verdad, desoir la realidad de la calle.

La impresión es que el equipo de Rajoy no es tal equipo. Se asemeja más bien a una corte de aduladores sin otro fin que el de colmar con halagos todas y cada unas de las decisiones de su líder. Aunque no lo consideren su líder; aunque no crean en él. Pues si lo hicieran, no se limitarían a celebrar, dando palmas con las orejas, todo lo que dice, o todo lo que hace Rajoy. No aplaudirían su proverbial intransigencia, sino que le aconsejarían entendimiento. Pero no les interesa. Con sus lisonjas, inoculan en Rajoy la idea de que repartiendo mandoblazos a diestra, acabará erigiéndose en el líder que pretende ser y no es. Omitiéndole una realidad: que sin la derecha, el PP nunca volverá a ganar elecciones. Sencillamente porque es en esa derecha social que tanto desprecian, y de la que abominan una y otra vez, donde se encuentran los más incondicionales de sus votantes. Paradójica y, diría, que hasta incomprensiblemente.

Bien saben los denominados barones del PP que, por ese camino conducen a Rajoy al precipicio, condenando al PP a una incierta travesía por el desierto de la oposición. Pero qué les importa. Al fin y al cabo ¿no es eso lo que pretenden? ¿Descabezar al partido, para ocupar su lugar? Pudieran haberlo conseguido aconsejando a Rajoy que no siguiera; o presentando una candidatura alternativa. En definitiva, dando la cara. Pero no. Prefieron la vía más sutil, la más perversa, y quizás la más efectiva. Matar a Rajoy a besos.

Ciertamente, la crisis del PP, es una crisis de proyecto, de ideas, de insuficiencia democrática, pero no provocada por la falta de proyecto, de ideas, o de democracia, sino por la falta de poder. No de ese Poder con mayúsculas, necesario, inherente a la política, sino a ese otro más reptiliano, de alcantarillas, ese que usan quienes quieren pero no pueden aspirar al primero. Lo que se está dirimiendo en el PP en estos momentos no es este o aquel proyecto, estos valores o aquellos; ser socialdemócrata, liberal o conservador. Además, este punto ya lo dejó claro Rajoy: "Somos populares y punto", aunque nadie nos explique qué significa, en términos de ideas, eso de ser popular ¿Para qué? ¿Acaso no es suficiente conque les votemos? ¿Para qué pensar? ¿No piensan ellos por nosotros? No, nada de eso se debate hoy en el PP. Lo que importa, lo que prima sobre todo ahora es chupar. Hasta que el cuerpo aguante, que aguantará. O hasta que aguanten los votantes. Que aguantarán. Contra toda razón. Y contra toda lógica. Incomprensiblemente.

No se qué pensará el lector. Yo a los dirigentes del PP le diría muchas cosas. Pero hoy y ahora las podría resumir en cuatro palabras: Iros a hacer puñetas.

Óscar Rivas Pérez
http://www.elconservador.com/45/iros.html