Blogia

Políticamente... conservador

El mal del aparato, el bien del realismo

El mal del aparato, el bien del realismo

 

La respuesta política a Educación para la Ciudadanía es la prueba de que en la crisis del PP sobran periodistas con planes de renovación, sobra “aparato” y jóvenes criados en suelo enmoquetado con cambios de diseño que están al margen de las necesidades sociales. Pero Educación para la Ciudadanía es también la prueba de fuego para una sociedad civil que se ha movilizado y que tiene que madurar.

 

Aplazaron el problema. Confiaban en que una victoria el 9-M lo resolvería todo. Una vez que Rajoy estuviera en la Moncloa se podría modificar el contenido de los decretos mínimos y todo el lío de la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) quedaría resuelto. ¿Y el plan B? Sencillamente no había. No había plan para el caso de una derrota. No había, ni hay. Por eso en su momento Esperanza Aguirre anunció que daría cobertura a los objetores y su equipo anda como loco buscando soluciones que no son nada fáciles. Por eso en su momento Francisco Camps anunció que la asignatura se impartiría en inglés y ahora su Gobierno propone una opción A en inglés y una opción B con un temario en el que se eliminan los contenidos más conflictivos. Por eso La Rioja, Murcia, Castilla y León, están todavía pensándoselo.

 

“¿Qué piensa el PP de la EpC?”, titulaba Ignacio Santa María su artículo del pasado lunes en Páginas Digital. No hay respuesta. No la habido por falta de sensibilidad política. Ciertamente, desde el punto de vista jurídico, el problema de la objeción de conciencia es muy difícil de resolver, un Gobierno no puede incumplir la ley. Algunos constitucionalistas, que coinciden en señalar la dificultad que supone la objeción, recomiendan tener en cuenta la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos citada en la sentencia de marzo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía del mes de marzo. Una jurisprudencia favorable a que se utilice la fórmula de la “dispensa de asistencia a clase”. Ese instrumento u otro parecido se podría haber puesto a punto si hubiese habido compromiso con uno de los problemas que más preocupan a un sector muy amplio de la sociedad española.

 

Mayor Oreja lo explicaba con precisión en la entrevista que concedió el lunes a Tele 5. El ex ministro del Interior señalaba con valentía que el PP se está equivocando en enredarse en discusiones sobre la conveniencia de las primarias o de supuestos debates ideológicos que no esconden más que fulanismos. De lo que hay que hablar es de España, es decir, de las necesidades sociales reales. El problema no es si el PP es un partido antipático, como dice Esperanza Aguirre, o si hay que superar un liberalismo molesto, como argumenta José María Lasalle. Es el mal del aparato, de personas que llevan años navegando sobre una ola sólida, con muchos votos, sin mojarse en ella. El PP es una marca sólida, consolidada gracias al esfuerzo de gente de cierta edad con la que ya no se cuenta –como dice Mayor Oreja- que permite a una nueva generación de políticos dedicarse al “diseño” sin tener en cuenta la base social que lo sustenta.

 

Lo mismo les sucede a muchos periodistas de su entorno que quieren hacerle la crisis a su medida. Unos y otros sufren el espejismo de pensar que la realidad se cambia en los despachos o en cenáculos, que la política consiste en haber conquistado una determinada cuota de poder mediático o controlar cierto ámbito de la organización. Y así se puede ser portavoz parlamentario sin haber hecho calle o pretender renovar las ideas porque has leído unos cuantos libros o porque escribes algunos papeles.

 

No es de extrañar que la cuestión de la EpC esté sin resolver. Las energías están puestas en otras cosas. Pero la responsabilidad es de todos. Para que se produzca el deseable encuentro entre los políticos y la sociedad civil hace falta un realismo que no les dé excusas, que no les permita atrincherarse. La sociedad civil, que en la legislatura pasada empezó a movilizarse con la intención casi exclusiva de propiciar un cambio de Gobierno, aunque no renuncie a la objeción, también puede madurar para exigir y proponer soluciones política y jurídicamente “asimilables”. Y también para esto la EpC es un buen ejemplo. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía de principios de mayo, que ha anulado parte del contenido de la asignatura por vulneración de derechos fundamentales, parece una herramienta menos problemática y más directa para luchar por la libertad de educación que algunas de las que se han utilizado hasta ahora. Frente al mal del aparato, la sociedad civil puede aportar el bien del realismo.

 

Fernando de Haro

Páginas Digital, 7 de mayo de 2008

Los tres invitados más incómodos e inevitables al Congreso de Valencia

Los tres invitados más incómodos e inevitables al Congreso de Valencia

 

Gianni Alemanno ha vencido las elecciones municipales en Roma, y será su próximo alcalde, en sustitución de Walter Veltroni. El líder de la izquierda italiana no sólo ha fracasado con su "zapaterismo", sino que ha perdido su baluarte político en la capital, que Francesco Rutelli ha sido incapaz de conservar. La noticia no solo tiene una lectura italiana –la derecha plural de Silvio Berlusconi y de Gianfranco Fini completa así una victoria histórica e inapelable, como no se recordaba en muchas décadas- sino que puede ayudar al PP español en sus actuales cuitas.

 

Una derecha realista y sin complejos

 

53´66%: no hay dudas sobre qué alcalde prefieren los romanos, después de décadas de administraciones de izquierdas. Gianni Alemanno ha vencido hablando a la gente de soluciones concretas a problemas reales. Los taxistas lo aclaman porque hace falta un Ayuntamiento fuerte para ordenar el tráfico más caótico de Europa. Los vecinos de los barrios saben que sólo un hombre sin complejos puede darles seguridad frente a los delincuentes, aunque hagan falta veinte mil expulsiones de inmigrantes. Así que realismo y pragmatismo funcionan bien en su receta.

 

Alemanno, en medio de los festejos, ya ha anunciado que gobernará para todos. Su mayoría y la legislación italiana le permitirían no hacerlo, y desde luego tanto Rutelli como Veltroni ya lo han demostrado, tomando a los romanos durante décadas como rehenes de otras ambiciones, y usando la ciudad sólo como escaparate de sus futuras metas. Pero Alemanno es heredero de una tradición política que, aunque evidentemente de derecha, le hace valorar la unidad, la cohesión y la identidad fuerte del pueblo por encima de otras consideraciones. Dicho por él no es ni un eslogan ni una cursilada: gobernará para todos los romanos y hará de Roma otra vez un lugar central para la unidad de su país y de Europa.

 

Una derecha nacional, cristiana y popular antes que liberal

 

La campaña de la izquierda ha sido casi tan sucia como necias están siendo las primeras reacciones en España. Efectivamente, Alemanno es de derechas. Ha sido dirigente del Fronte della Gioventù (ahora Azione Giovani: Nacho Uriarte se encontrará con sus sucesores en las próximas reuniones europeas), que no era exactamente una ONG de niños pijos. Su suegro es Pino Rauti, histórico dirigente neofascista y ex secretario general del MSI. Su mujer es Isabella Rauti, una de las primeras feministas de la derecha europea. Lleva un colgante con una cruz céltica, en recuerdo de un amigo muerto en los "años de hierro" de la violencia comunista, y no ha tenido empacho en enseñarla ante las cámaras de televisión. Es católico, por un lado, y uno de los últimos jóvenes que conocieron a Julius Evola, por otro. Como el barón, es montañero. Y a pesar de un perfil identitario tan claro el líder de la Derecha Social ha ganado las elecciones.

 

¿A pesar? El centroderecha italiano ha aprendido de José María Aznar la importancia de una buena organización unida y jerarquizada; pero ahora toca que el centroderecha español aprenda que el monocultivo del marketing y del libertarismo no basta. Ya no. Para ofrecer soluciones atrevidas y para pedir sacrificios a la gente hay que obtener su confianza. Y la confianza es personal: se tienen que fiar de uno, de su identidad, de su identificación con el país. Porque el país es Patria, mucho más que una empresa y una contabilidad, y su personalidad vale mucho, más incluso que las comodidades individuales. Vistas así las cosas, cuanto más sólidos sean la identidad y el patriotismo de uno mejor le podrá ir en las urnas.

 

En junio, en Valencia, hará falta que el PP busque modelos. Berlusconi ha gestionado de manera brillante su imagen. Gianfranco Fini ha regido con éxito impensable su partido. Alemanno ha capitalizado la identidad de éste con una victoria que pocos esperaban. El PP ya les ha enseñado lo que sabía. Ahora les toca a ellos. 

 

Pascual Tamburri

El Semanal Digital, 29 de abril de 2008

Que le den morcilla al PP

Que le den morcilla al PP

 

Novedad de novedades: guerra ideológica en el PP. Pero, ¿de verdad se trata de ideas? ¿Alguien sabría decir exactamente dónde está la diferencia “ideológica” entre Rajoy y Esperanza? ¿La libertad de mercado, la política exterior, el aborto, la libertad de enseñanza, la familia, la limitación del Estado autonómico, la inmigración? No: lo que tenemos delante es, una vez más, una lucha personal de poder que, por otro lado, implica a las correspondientes huestes mediáticas, económicas, etc. Y la derecha social, huérfana. Es hora de romper amarras.

 

No hay realmente un debate ideológico. Eso no quiere decir que no se esté ventilando algo importante. Santiago Abascal acaba de recordarlo con claridad: “Hay tres debates abiertos en el PP: el de las personas, el de las etiquetas ideológicas, y el de qué hacer frente a la consolidación del cambio de régimen en España”. Hace ya varios años (al menos desde 2006) que algunos señalamos dónde estaba la grieta que iba a separar a la derecha: en el proceso de cambio en profundidad que Zapatero estaba y está desatando en España. Ante ese cambio, que presenta implicaciones al mismo tiempo políticas, sociales y culturales, unos iban a estar a favor de la corriente y otros contra ella. Rajoy, en principio, estaba contra ella, frente a la posición más acomodaticia de determinados “barones” del PP. Ahora, después de la derrota electoral y de que diversos centros de poder hayan hecho saber a Rajoy cuán interesados están en que “acabe la crispación” (o sea, la oposición), parece que don Mariano bascula hacia la corriente, lo cual deja en el lado contrario a algunas otras personas; por ejemplo, a Esperanza Aguirre, que de rebote encuentra aquí una posibilidad de liderazgo que en otras condiciones no tendría.

 

El vacío ideológico del PP

 

Esta posición sólo vagamente tiene que ver con cuestiones de orden doctrinal. La división de campos entre liberales (“esperancistas”) y centristas (“marianistas”) puede resultar útil como forma de orientarse en el jardín, pero hay que apresurarse a subrayar que es completamente artificial. No hay propiamente una disputa de carácter ideológico en la actual guerra del PP, como, por otra parte, no la ha habido nunca al menos desde 1982 en la vieja AP. Esperanza Aguirre habla de “debate de ideas”, pero jamás se le ha oído formular ninguna; en realidad sus ideas son las que le fabrican otros, lo cual es perfectamente legítimo, pero disminuye el valor de la presidenta madrileña como representante de una plataforma ideológica concreta. En cuanto a Rajoy, nunca se ha caracterizado por su afición a las estructuras conceptuales, y lo mismo puede predicarse, con más razón, de sus acólitos. El equipo de Rajoy, como antes el de Aznar, está compuesto por personas cuya carrera política no se subordina a proyectos ideológicos, sino a la escalada de puestos de poder en una estructura cerrada.

 

Semejante ausencia de nervio ideológico no es de ahora, sino que ha ido convirtiéndose desde hace tiempo en una seña de identidad del PP. Las causas son diversas. El Partido Popular, como antes Alianza Popular, no ha querido hablar nunca de ideología porque es perfectamente consciente de su pluralidad. En la derecha política española confluyen un conservadurismo que se remonta a finales del XIX, un liberalismo definido según unas u otras influencias a lo largo de decenios y un cristianismo político que debe tanto a la democracia cristiana moderna como al tradicionalismo clásico español. Esa es la realidad, y con ella no es fácil construir una doctrina que actúe a modo de columna vertebral ideológica. En todo caso, el PP nunca lo ha intentado –más aún: siempre ha mirado con malos ojos que se intentara.

 

Hay otra razón de peso, menos presentable: el miedo, la falta de convicción. A Génova le gusta ocultar su humus ideológico porque cree que así el partido parecerá más “moderno” a ojos de un electorado doctrinalmente huérfano. En vez de tomar la iniciativa en materia ideológica, el PP siempre ha preferido pastelear con “lo que hay”, y lo que hay es el monopolio ideológico de la izquierda. Siempre se ha creído en la calle Génova que el PP no debía dar la batalla de las ideas, porque ese campo ya era del enemigo, sino que había que adaptarse a la situación dominante. Así el discurso del PP, en muchos aspectos, se ha convertido en un “bueno, sí, pero sólo un poquito”: un poquito progresistas, un poquito modernos, un poquito igualitarios, un poquito nihilistas… un poquito memos, en fin, porque, si lo que la derecha va a defender es lo que la izquierda va imponiendo, ¿para qué hace falta la derecha?

 

Y la gente de derecha, ¿qué?

 

Es verdad que hoy existe una actividad cultural y social “de derechas” como no la ha habido nunca en España desde 1980. Pero es especialmente importante subrayar que toda esa actividad ha crecido al margen del PP y, frecuentemente, contra él o a pesar de él. Los autores que han rectificado la torcida visión izquierdista sobre la guerra civil y el franquismo, las asociaciones que han dado fuerza a la reivindicación social en materias como la libertad de enseñanza, las editoriales que se han desmarcado del plúmbeo “progresismo” oficial, las webs de oposición al zapaterismo… Todo eso ha surgido sin el menor respaldo financiero o político de un PP que controla abundantes presupuestos en numerosas provincias de España pero que, al contrario que el PSOE, siente pavor a gastar un solo duro en nada que pueda parecer “comprometido”. Si hoy tenemos derecha en España, es a pesar del PP.

 

La incapacidad y la torpeza de ese monstruo burocrático que es el Partido Popular debe hacer reflexionar a quienes se sienten de derecha, a esa “derecha social” cuya aparición es tal vez la novedad mayor de los últimos años en España. Esa derecha social no puede identificarse con toda la gente que vota al PP, pero sí con el núcleo más convencido y más activo del electorado popular; tampoco toda la derecha social ve al PP con buenos ojos, pero, en todo caso, sí lo reconoce como la única alternativa frente a la izquierda. Pero es precisamente esa convicción lo que ahora empieza resquebrajarse –por culpa del propio PP.

 

Antes de las elecciones del 2004, la derecha social pensaba que el PP le sacaría las castañas del fuego. Después de 2004, fue la derecha social la que le sacó las castañas del fuego al PP, al llevar la oposición a la calle. Ahora, después de las elecciones del 2008, la derecha social tiene que prescindir del PP. Todos los grandes asuntos que preocupan a la base política y social del PP no despiertan el menor interés en la calle Génova. Ni la imposición de la asignatura Educación para la ciudadanía, ni el escándalo continuo de una ley sobre aborto permanentemente vulnerada, ni la marginación de la asignatura de religión en las escuelas, ni la ruptura de la unidad cultural de España, ni el peso ya insoportable de una inmigración innecesaria, ni el deterioro de la familia como institución social… Nada de todo eso tiene importancia para una burocracia partitocrática cuyos horizontes se sitúan más bien en la pura gestión de un orden social creado por otros –por la izquierda-, una burocracia que sólo entiende el discurso político como una amalgama de propuestas de orden económico y que ha renunciado, por complejo o por ignorancia o por las dos cosas a la vez, a articular un proyecto comunitario reconocible.

 

Ha llegado el momento de que la derecha social se emancipe de la derecha política. Debe ser ella, y ya no el PP, quien marque la agenda de la reivindicación y de la oposición. De lo contrario, tendremos zapaterismo para muchos años y, lo que es peor, Zapatero culminará sin resistencias su proyecto –profundamente nihilista- de transformación social, cultural y política de España.

 

José Javier Esparza

El Manifiesto, 22 de abril de 2008

EL SOL DE LOS MUERTOS. El martirio de la Rusia Eterna

EL SOL DE LOS MUERTOS. El martirio de la Rusia Eterna

 

Ivan Shmeliov es uno de esos grandes escritores del siglo XX que apenas son conocidos en España por falta de traducciones. Ahora, una nueva editorial, El Olivo Azul, de Sevilla, ha tenido el valor de empezar a darlo a conocer. Y lo hace con El sol de los muertos, considerada una de sus obras más importantes.

 

Como el resto su obra, El sol de los muertos está basada en la experiencia de Shmeliov. Pero no se trata de una autobiografía. Es que Shmeliov jamás dejó de vivir, pensar y escribir la realidad rusa. Nació en una familia moscovita tradicional y ortodoxa, y se crió en el culto a la Rusia Eterna. Luego se dejó llevar por la admiración hacia la Revolución. Cayó en el malentendido, compartido por bastantes de sus coetáneos, de figurarse que el golpe de estado de 1917 significaría el fin del régimen de autocracia que había asfixiado la vitalidad del país. El desengaño le llegó pronto, tras conocer de primera mano la situación de la Rusia rural bajo el poder de los bolcheviques, esos que iban a implantar una nueva sociedad libre y próspera y, de paso, alumbrar un hombre nuevo.

 

La ruptura llegará tras una tragedia. El hijo único de Shmeliov se había pasado al Ejército Blanco, y él mismo le siguió a Crimea. La familia aceptó una oferta de amnistía de los rojos. Ni que decir tiene que el hijo fue fusilado sin juicio previo. Shmeliov logró escapar y se instaló en Francia. Allí, desde lejos, siguió escribiendo obsesivamente, y en ruso, sobre Rusia. Murió olvidado en 1950.

 

Éste que publica ahora El Olivo Azul está considerado uno de sus mejores títulos, tal vez su obra maestra. Su publicación en Rusia tras el derrumbamiento del Muro de Berlín, junto con otras obras de Shmeliov, fue un éxito monumental, el desquite póstumo de un hombre que no sabía vivir fuera de su tierra y que hizo del idioma su patria, sin hacerse, eso sí, ilusión alguna acerca de lo que tal esfuerzo de sublimación significaba.

 

El sol de los muertos describe, por lo menos en parte, esta tragedia. Relata la situación en Georgia durante los primeros años de la Revolución, cuando las hambrunas provocadas por las medidas de planificación, la campaña contra los kulaks y las arbitrariedades de Lenin y el Gobierno revolucionario llevaron a la muerte por inanición a millones de personas.

 

Pocas veces en la literatura se habrá podido sentir el agobio acuciante del hambre como en este relato. Yo, al menos, no lo había visto descrito nunca con tanta precisión, con tanta intensidad, con un realismo tan angustioso. Ahora bien, el lector no debe esperar una narración de atrocidades más o menos previsibles. Al revés, El sol de los muertos describe las consecuencias de una política –sin apenas hablar de ella– en el universo entero: en los seres humanos, en los animales, en la naturaleza.

 

A la brutalidad infligida por el poder, cada uno reacciona como puede: habrá quien trate de acumular alimentos, otros los robarán a sus vecinos; otros reparten lo que encuentran con ellos, también con los animales e incluso con los árboles, que acaban a su vez siendo víctimas de la atrocidad cometida por quienes quisieron dinamitar las leyes sagradas de la naturaleza, confundidas, en la literatura de Shmeliov, con las de la Santa Rusia.

 

En vez de limitarse a la denuncia, lo que ya sería bastante, El sol de los muertos se transforma así en algo aún más valioso. Shmeliov sabe como pocos expresar la pura esencia desmaterializada de lo que en Azorín se llamó las "pequeñas cosas". El hambre atroz, implacable, produce sobre la realidad el mismo efecto de desmaterialización que Shmeliov busca describir al intentar llegar al alma de la realidad. Además, el recuerdo convierte la evocación de una realidad perdida –doblemente, por haber sido sometida a la más brutal de las devastaciones y por vivir sólo en el recuerdo– en una presencia lacerante convertida en dolor, hasta tal punto que sólo es concebible de esa forma, purificada hasta el extremo.

 

Algunos de los grandes escritores rusos disidentes, por llamarlos de alguna manera, comparten esta sensibilidad. Ajmátova, Pasternak, Shalámov, también Soljenitsin, tienen el don de transmutar la más cruda descripción de la injusticia y la bestialidad en un canto a la dignidad del hombre. Shmeliov lleva el gesto aún más lejos: el martirio sin fin de una sociedad confundida con la misma naturaleza –eso es la Rusia Eterna– la vuelve aún más hermosa, por momentos casi radiante. El pavo real que vive en el huerto del protagonista realiza cada día su ritual esplendoroso, el almendro da flores al insinuarse la primavera, un insecto parece rezar al calor del sol, los niños se asombran con cualquier descubrimiento nuevo para ellos, una aristócrata intenta permanecer fiel a las buenas costumbres…

 

Shmeliov no se deja engañar por la nostalgia y sabe bien qué está retratando: lo que les espera a todos, después del sufrimiento y una prueba moral desorbitada, es la muerte, sin idealización alguna. Pero habiendo dejado al desnudo la esencia misma de la vida, también ha descubierto el núcleo de cualquier resistencia. Sin esperanza alguna, eso sí, ante lo que él mismo llamó el "espectáculo imponente" (entre exclamaciones) del totalitarismo comunista.

 

 

IVAN SHMELIOV: EL SOL DE LOS MUERTOS. El Olivo Azul (Sevilla), 2008, 271 páginas.

 

Por José María Marco

Libertad Digital/Libros, 18 de abril de 2008

Gianfranco Fini coloca a una marroquí como diputada en el Parlamento italiano

Gianfranco Fini coloca a una marroquí como diputada en el Parlamento italiano

 

No sólo la izquierda ‘trabaja’ a favor de los musulmanes o de la entrada de Turquía en la UE. A veces es la propia derecha. Así ha sido en Italia. ‘Gracias’ a Fini ya hay una diputada marroquí en el Parlamento. La noticia la ha dado la agencia marroquí con alegría.

 

Nicolás Sarkozy nombró a una marroquí como ministra de Justicia. El PSC de Cataluña tenía un diputado marroquí en el Parlamento autonómico. Y ahora otro súbdito del sultán Mohamed VI ha entrado en las instituciones democráticas europeas.

 

Una marroquí ha ganado un escaño en el Parlamento italiano, tras la victoria de la coalición Pueblo de las Libertades, dirigida por Silvio Berlusconi. Se trata de Suad Sbai, activa en el ámbito asociativo, que se presentó en la lista del  partido de Alianza Nacional, dirigido por el ex ministro de Exteriores Gianfranco Fini, aliado de esta coalición.

 

Conocida por sus acciones en favor de la promoción de las condiciones de las mujeres emigrantes en Italia, Sbai, quien llegó a Italia en los años 80, es presidenta de la asociación de las mujeres marroquíes en la red asociativa italiana. También presidió la confederación de los marroquíes en Italia, antes de dimitir para dedicarse a la campaña electoral.

 

Doctora en derecho y titular de un diploma en filosofía tras sus estudios universitarios en Roma, Sbai dirige el centro cultural Averroes, así como un mensual marroquí arabófono dedicado a las cuestiones de los inmigrantes árabes en Italia. Madre de dos hijos, Sbai es miembro del Comité religioso consultivo iniciado por el ministro italiano del Interior en el anterior Gobierno de Berlusconi.

 

Poco a poco, los musulmanes y, sobre todo Marruecos, están poniendo a Europa a su servicio. Nuestros políticos hacen cualquier cosa para ganarse sus votos.

Gianfranco Fini coloca a una marroquí como diputada en el Parlamento italiano

Publicado el 17 Abril, 2008 Publicado en la sección Actualidad |

 

No sólo la izquierda ‘trabaja’ a favor de los musulmanes o de la entrada de Turquía en la UE. A veces es la propia derecha. Así ha sido en Italia. ‘Gracias’ a Fini ya hay una diputada marroquí en el Parlamento. La noticia la ha dado la agencia marroquí con alegría.

 

Nicolás Sarkozy nombró a una marroquí como ministra de Justicia. El PSC de Cataluña tenía un diputado marroquí en el Parlamento autonómico. Y ahora otro súbdito del sultán Mohamed VI ha entrado en las instituciones democráticas europeas.

 

Una marroquí ha ganado un escaño en el Parlamento italiano, tras la victoria de la coalición Pueblo de las Libertades, dirigida por Silvio Berlusconi. Se trata de Suad Sbai, activa en el ámbito asociativo, que se presentó en la lista del  partido de Alianza Nacional, dirigido por el ex ministro de Exteriores Gianfranco Fini, aliado de esta coalición.

 

Conocida por sus acciones en favor de la promoción de las condiciones de las mujeres emigrantes en Italia, Sbai, quien llegó a Italia en los años 80, es presidenta de la asociación de las mujeres marroquíes en la red asociativa italiana. También presidió la confederación de los marroquíes en Italia, antes de dimitir para dedicarse a la campaña electoral.

 

Doctora en derecho y titular de un diploma en filosofía tras sus estudios universitarios en Roma, Sbai dirige el centro cultural Averroes, así como un mensual marroquí arabófono dedicado a las cuestiones de los inmigrantes árabes en Italia. Madre de dos hijos, Sbai es miembro del Comité religioso consultivo iniciado por el ministro italiano del Interior en el anterior Gobierno de Berlusconi.

 

Poco a poco, los musulmanes y, sobre todo Marruecos, están poniendo a Europa a su servicio. Nuestros políticos hacen cualquier cosa para ganarse sus votos.

 

Minuto Digital, 17 de abril de 2008

Cada año, 25.000 niños son inducidos por un progenitor a odiar al otro

Cada año, 25.000 niños son inducidos por un progenitor a odiar al otro

 

Algunos colectivos alertan del uso de este mal en los juicios como argumento por parte de maltratadores

 

Los expertos afirman que existe un aumento de casos del llamado síndrome de alienación parental

 

Unos 25.000 niños son inducidos cada año en España por uno de sus progenitores a odiar al otro sin que exista para ello más motivo que el conflicto entre marido y mujer trasladado a los hijos.

 

Cuando estos casos llegan al extremo, pueden desembocar en lo que los expertos han denominado síndrome de alienación parental, un tipo de maltrato psicológico que consiste en manipular la opinión del hijo sobre el otro padre para propiciar el rechazo.

 

Uno de los casos más dramáticos que se han documentado en España tiene por protagonista a un padre gallego, divorciado, y como víctimas a sus tres hijos, que han desarrollado un rechazo que les impide mantener con él contacto físico o verbal, entrar en su casa, comer su comida o compartir la misma mesa.

 

«En la determinación de las razones por las que los niños llegan a esa drástica decisión se encuentra, sin duda, la obra de un adulto que no puede ser otro que su madre, a la que veneran», reza la sentencia de divorcio, en la que la juez hace hincapié en que los niños mienten para perjudicar a su padre.

 

«El síndrome de alienación parental es el caso más extremo, cuando la presión psicológica es tan severa que los niños prefieren alinearse con uno de sus progenitores y rechazar al otro por una cuestión de supervivencia», explica José Manuel Aguilar Cuenca, psicólogo y referencia sobre esta materia en España.

 

«Estamos hablando de una situación impuesta sin causa justificable -añade-. No existe el síndrome si el progenitor rechazado es un maltratador, un borracho... si hay razones objetivas para ello».

 

Según este especialista, autor de libros como El síndrome de alienación parental y Con mamá y con papá , los hijos son manipulados en un tercio de las separaciones contenciosas, lo cual supone casi 18.000 de las ocurridas en España en el 2007 y afecta a más de 25.000 niños al año. Los casos, según él, van en aumento, especialmente desde la reforma de la ley del 2005, que ha hecho que muchos divorcios amistosos acaben en contenciosos.

 

Recientemente, jueces, abogados, psicólogos, médicos y educadores crearon la Asociación Española Multidisciplinar de Investigación sobre Interferencias Parentales, cuyo objetivo es mejorar la protección de los menores en los procesos de separación.

 

Pero existen también voces discrepantes y colectivos que se han posicionado en contra del reconocimiento de este síndrome y de su uso como prueba en los juicios. Uno de ellos es la Federación de Mujeres Progresistas. «Hay que tener cuidado con este mal llamado síndrome que no tiene base científica», explica su presidenta, Yolanda Besteiro, que alerta del peligro de que en los casos de violencia doméstica esto pueda servir como argumento a un maltratador para separar a los niños de la madre.

 

Aguilar Cuenca argumenta que, «aunque solo el 3% de las custodias son para los padres, el 20% de los afectados por el síndrome de alienación son madres que tienen la custodia. La mala leche no tiene sexo».

 

Carlos Gayoso, psicólogo de la Asociación Galega de Pais e Nais Separados, asegura que para evitar estas situaciones «lo importante sería que hubiera una mediación desde el principio y una custodia compartida

 

Catedrática de Psicoloxía Xurídica de Vigo: «Lo más importante es ayudar a los menores» entrevista Francisca Fariña

 

Francisca Fariña asegura que definir y detectar el síndrome de alienación parental «no es una guerra de sexos», sino un intento por proteger a los niños.

 

-¿Qué aspectos definen este síndrome?

-El rechazo, incluso el odio, a un progenitor sin causa real, propiciado por otra persona, con independencia del género.

 

-Hay quienes niegan que tenga base científica y médica.

-Yo también considero que la alienación parental no es una cuestión médica ni clínica, aunque pueda tener implicaciones clínicas, sino que es un proceso complejo de carácter psicojurídico. En cuanto a la denominación de síndrome o no, considero que esto es lo menos relevante. En realidad, lo único importante es ayudar a los menores a los que se priva del derecho de mantener una relación positiva con ambos progenitores, que puede alcanzar la dimensión de un fuerte maltrato psicológico.

 

-¿Se debe evaluar solo a los niños o a todos los implicados?

-De ninguna manera se puede establecer la existencia de alienación parental sin evaluar a ambos progenitores y a los hijos. Incluso, en ocasiones, es preciso extender la evaluación a nuevas parejas y a otros familiares, entre los que destacan los abuelos. De esta forma, un psicólogo jurídico, cuando no evalúa a ambos progenitores y a los hijos, no dispone de datos suficientes para sostener la existencia de alienación parental; a lo sumo, solo estará en condiciones de concluir que hay indicios y, por tanto, recomendar al juez o tribunal una evaluación forense de esa familia.

 

-¿Aceptar su existencia puede servir de argumento a los maltratadores para solicitar la custodia?

-Yo diría que puede servir para que algún maltratador pueda justificar el rechazo de sus hijos, e incluso motivar alienación parental para solicitar la custodia. Sin embargo, nunca sería fructífero si los equipos técnicos de los juzgados tienen la formación necesaria para poder evaluar la violencia familiar, la violencia de género, el abuso sexual y la alienación parental

 

 

 

TESTIMONIO

 

«''Mamá dice que eres malo, pero eres bueno'', me dijo mi hija»

 

Un gallego con tres hijos afectados Darío (nombre supuesto) vive un drama cada fin de semana cuando acude puntual a visitar a sus tres hijos, que residen con su madre.

 

Ellos, dos adolescentes y una niña pequeña, hace tiempo que dejaron de hablarle, de mirarle o de mantener cualquier contacto con él.

 

Salen del portal cogidos de la mano, llevando en el medio, protegida, a la menor. Las visitas paternas se reducen a un breve paseo por las calles durante el cual el padre es el único interlocutor.

 

«Camino detrás, les recuerdo que yo los quiero igual y sin condiciones, que no se preocupen por mí; a la niña pequeña le hago bromas, les recuerdo cosas divertidas del pasado», dice Darío, un gallego que se divorció hace dos años.

 

La sentencia considera acreditada la existencia de un síndrome de alienación parental en estos tres menores. «Los dos niños mayores venían al juicio con la lección aprendida y así lo hicieron repitiendo ambos casi con las mismas palabras que si no querían estar con su padre era porque este les abandona en la calle, les encierra en casa, les insulta y les pega...», escribe la jueza, para afirmar que ninguno de ellos fue capaz de explicar de forma coherente cómo y cuándo se cometían las agresiones.

 

Más revelador fue el testimonio de la preescolar refiriéndose al padre como «ese sinvergüenza». «Al principio ella me hablaba, y los mayores le reñían. ''Mamá dice que eres malo, pero tú eres bueno'', me dijo mi hija con 3 años», cuenta. Ahora tampoco ella le habla para evitar la reprimenda, solo le hace gestos de complicidad a escondidas.

 

El drama empezó cuando el matrimonio vivía bajo el mismo techo. «Un día la niña mayor fue obligada a retirar mi plato de comida de la mesa ?-recuerda-. Luego empezaron a evitar salir a la calle conmigo. Los iba a buscar al colegio y dejaron de subir al coche, dejaron de comer la comida que enviaban mis padres por si tenía algo malo...».

 

El padre asegura que su preocupación son los niños, únicas víctimas de esta situación: «Veo a mi hijo mayor muy triste y lo he visto sufrir, haciéndome gestos que manifestaban algo distinto a lo que me podía decir. Ellos buscan su supervivencia; tienen que volver a casa y no pueden desobedecer. No son libres».

 

Darío se refugió en escribir un diario en el que dejó constancia de la evolución de sus hijos cada fin de semana, un documento que pone a disposición de cualquier experto interesado. Desde hace un tiempo ha dejado de escribir, porque ya no tiene nada nuevo que contar. «Es siempre lo mismo, camino detrás de ellos y ellos siguen sin hablar».

 

Beatriz Pallas

La Voz de Galicia, 16/4/2008

 

Cristianos y musulmanes defienden juntos el matrimonio hombre-mujer en las calles de Oslo

Cristianos y musulmanes defienden juntos el matrimonio hombre-mujer en las calles de Oslo

Dos ministras del Partido de Centro, en la coalición de gobierno, niegan su apoyo al matrimonio homosexual que incluirá adopción.

 

Unas cinco mil personas se manifestaron por las calles de Oslo el pasado fin de semana en contra del matrimonio gay y pidiendo que se mantenga el matrimonio como una unión exclusiva de un hombre y una mujer. La manifestación, según la versión en inglés del diario Aftenposten.no, acabó en la plaza Youngstorget donde diversos oradores defendieron el matrimonio y criticaron la propuesta del gobierno laborista de legalizar el matrimonio gay con adopción.

 

Aunque 5.000 manifestantes no son muy impresionantes para el lector español (acostumbrado a las concentraciones multitudinarias por la familia en España o al Family Day en Italia), representan casi uno de cada cien habitantes de Oslo, que tiene 548.000 habitantes (datos de 2007) y con un clima que no invita a salir a la calle. Entre los manifestantes había gran cantidad de emigrantes y comunidades religiosas, con una presencia importante de musulmanes y evangélicos y con representantes católicos. La Iglesia luterana oficial del Estado, sin embargo, es de doctrina liberal y, salvo excepciones, no se opone al matrimonio homosexual.

 

Los manifestantes, que llevaban globos de muchos colores y banderas noruegas, se encontraron con una contra-manifestación de unas doscientas personas. Los militantes del homosexualismo político (sus globos monocolor: todo rosa) llegaron a mostrarse groseros con las familias presentes.

 

 

La contramanifestación homosexualista

se mostró grosera con los manifestantes pro-familia

 

Ya en junio de 2005 las comunidades religiosas del país publicaron una declaración conjunta en defensa del matrimonio. Firmaron tres comunidades musulmanas, un obispo luterano, un líder evangélico, el pastor de la Iglesia de Filadelfia (pentecostales) y representantes católicos. "Tanto los cristianos como los musulmanes creen que Dios creó al hombre y a la mujer para vivir juntos en matrimonio; tanto la Biblia como el Corán enseñan esto", decía Jann Gossner de la iglesia libre (evangélica, no estatal) de Kristiansand.

 

Los católicos pueden aportar sobre todo un apoyo simbólico: hay sólo unos 50.000 en todo el país, el 70% nacidos en el extranjero, con comunidades de hispanos, croatas, polacos, tamiles, vietnamitas y filipinos que hacen misa en su propia lengua. El país tiene sólo 1 obispado y 2 prelaturas.

 

Noruega, que ya tenía una ley de "parejas domésticas" que incluía a los homosexuales, está a punto de aprobar una ley que permita el matrimonio de personas del mismo sexo, con todas las características del matrimonio, incluyendo la posibilidad de adoptar niños. Más aún, ofrece apoyo económico para ayudar a las parejas gays a concebir niños mediante fecundación in vitro. Esta ley está impulsada por el Partido Laborista y la nueva ministra Anniken Huitfeld.

 

Los laboristas (Arbeiderpartiet) gobiernan en Noruega en coalición con el Partido Socialista de Izquierdas y el Partido de Centro (Senterpartiet). Éste último se considera el elemento "verde" dentro de la coalición roji-verde. Partido agro-ecologista, descentralizador y euroescéptico, aporta cuatro ministros al gobierno, entre los cuales hay dos ministras que han anunciado su oposición al "matrimonio gay".

 

 

La ministra de Transporte, Liv Signe Navarsete,

no apoya el matrimonio gay

.

Las ministras que han expresado su oposición son Liv Signe Navarsete, ministra de Transporte y Comunicaciones y posible líder del Senterpartiet en las elecciones de 2009, y Magnhild Meltveit Kleppa, ministra de Desarrollo Local y Regional. También mostraron su oposición a otras leyes sobre biotecnologías.

 

La ideología homosexualista ha ido calando en la sociedad noruega durante años. En los años 60, una encuesta de Gallup revelaba que el 72% de los hombres y el 81% de las mujeres pedían a los homosexuales que hiciesen todo lo que pudieran por combatir sus inclinaciones sexuales. En el 2004, una encuesta de la casa Visendi para el diario Dagsavisen publicaba que un 43,8% estaban a favor del matrimonio y adopción gay, frente a un 43,5% en contra.

 

Forum Libertas, 17 de abril de 2008

Todos menos Aznar, una derecha sin cabeza y sin vergüenza

Todos menos Aznar, una derecha sin cabeza y sin vergüenza

 

Seguramente sabrán ustedes que en Italia ha ganado las elecciones generales la derecha de Silvio Berlusconi, con varios millones de votos de ventaja sobre los postcomunistas de Walter Veltroni. La inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles han coincidido en su hostilidad hacia los vencedores de las elecciones. En los ambientes de centroderecha, además, prevalece un irrefrenable desdén hacia Berlusconi y hacia su equipo, y eso que no parece que se les puedan dar muchas lecciones, sino que más bien habrían de tomarlas.

 

Berlusconi tiene unos medios de comunicación eficaces, tanto suyos en propiedad como genéricamente al servicio del centroderecha. Allí se ha hecho algo que ni el PP ni sus gurús mediáticos han sabido hacer salvo como negociete personal (cierto, El Mundo, sea de centro o de derecha o de lo que sea, empresarialmente va bien: pero eso no ha ayudado nada a Rajoy a ganar, ¿verdad?). Allí la "memoria histórica" ha sido desenvainada por el centroderecha, y la izquierda de matriz comunista está a la defensiva ante las reiteradas revelaciones por ejemplo de Giampaolo Pansa. Las víctimas del comunismo titoísta tienen ya un día de conmemoración nacional. En medios, comunicación y cultura, la derecha española tiene todo por hacer. Y por aprender.

 

Una arrolladora mayoría de italianos ha votado por tercera vez a Berlusconi. Ciertamente todos saben que es un empresario crecido a la sombra de Bettino Craxi y de su "socialismo tricolor", y que se convirtió en político cuando todos los grandes partidos fueron aplastados por la corrupción en la primera mitad de los 90. Nadie ignora que no es un liberal y que sus políticas son y serán estrictamente pragmáticas, para nada librecambistas ni mucho menos thatcheristas; con él hay liberales, pero hay también ex democristianos, ex socialistas, autonomistas y federalistas y post fascistas de distinto cuño. Sin complejos, por cierto, y han ganado: aquí aún está por demostrar que la rigidez dogmática smithiana o que los complejos sobre la identidad política sean rentables en las urnas, y acabamos de tener una buena prueba.

 

¿Si son tan lamentables por qué ganan y el centro liberalista pierde?

 

En Italia va a ser presidente del Gobierno un empresario de la construcción, genio de la comunicación y multimillonario hecho a sí mismo. Presidente de la Cámara va a ser Gianfranco Fini, que dirigió las juventudes del Movimiento Social Italiano de Giorgio Almirante en los duros y sangrientos años 70. A la alcaldía de Roma opta, casi por sorpresa, el ex ministro Gianni Alemanno, que heredó el puesto de Fini en los 80. Habrá ministros de la Liga Norte, que desean la expulsión inmediata de los inmigrantes ilegales. Todos tienen muchos defectos y nadie pretende que sean perfectos pero han ganado un mes después de la derrota de Rajoy. Se ha anunciado la supresión de varios impuestos, la revisión de los libros de historia de las escuelas e institutos para evitar la propaganda izquierdista y a la vez el aumento de las medidas sociales sin acercarse para nada ni a lo prometido por la izquierda ni a lo que aquí hace Zapatero. ¿De verdad es el centroderecha español mejor que la derecha italiana?

 

La opinión dominante es, curiosamente, que sí. Berlusconi tiene aquí una pésima imagen, que en su país ya se ve que no predomina. El consenso popular es amplísimo en torno al nuevo Gobierno, ningún Ejecutivo italiano lo ha tenido antes así desde 1945 y por cierto ningún Gobierno democrático español ha gozado de una posición semejante, salvo quizás Felipe González en 1982 tras los desastres centristas de la UCD. Berlusconi no depende ya de la vieja casta política y tiene el país en sus manos; podrá después tener éxito o no, pero hay que reconocer su talla política. No hacerlo es de mediocres y de acomplejados, una señal clara de desvergonzados prejuicios ideológicos o de escasa cabeza política. Y sin embargo ya habrán ustedes visto, oído y leído lo que se le dice al PP que debe pensar: que no hay que ser como Berlusconi.

 

Será que no quieren que en España haya una derecha vencedora. Eso sí, José María Aznar ha participado en la precampaña italiana, su último libro ha sido traducido por el entorno de Alleanza Nazionale y presentado por Fini. Aznar, de momento, no se ha contagiado de esta curiosa fiebre despectiva que padecen los derrotados del 9-M frente a los vencedores del 14-M. Así van las cosas. 

 

Pascual Tamburri

El Semanal Digital, 16 de abril de 2008